El FC Cartagena caía en la tarde ayer en su campo ante el Arroyo CP por 1-2, y suma de esta manera su segunda derrota consecutiva y su cuarto partido sin ganar. Esta circunstancia supone que toda la renta que había sido capaz de acumular en las seis primeras jornadas se ha esfumado. Ahora es uno el punto que le separa de sus más inmediatos perseguidores, el Real Jaén, San Roque y Almería B. El problema es que a este equipo se le están acabando las pilas y casi no hemos empezado. Los argumentos que pretende esgrimir Pato no parece que tengan demasiada consistencia. Los rivales le han tomado la medida a las primeras de cambio y no es capaz de ofrecer otra versión más práctica y que le ayude a sacar los encuentros, en los que se atasca más y más con el paso de las jornadas.

Esta vez ni Florian fue capaz de salvar los muebles. Fue el autor del tanto albinegro en los últimos instantes y ayudó a dar emoción a un partido que apenas había tenido historia hasta ese momento, porque el Arroyo, un equipo inexperto sobre el papel pero con jugadores curtidos en la categoría, se encargó de enfriarlo desde casi el comienzo del choque.

El FC Cartagena comenzó con la misma pájara que tuvo siete días antes en el Ramón de Carranza. Los pupilos de Pato no podían conectar entre líneas. El rival inquietaba siempre la salida de balón y desarmaba a los locales, que veían cómo sus intentos por combinar con el centro del campo eran infructuosos.

El preparador local apostó por Rico y Cañadas en los carriles. Pero ninguno de ellos actuó como el estilete que necesita este equipo. También es cierto que no es ese su perfil. Se suelen marchar siempre para el centro y crean menos peligro siempre que la defensa oponente esté bien situada, como sucedía en la tarde de ayer con la del Arroyo CP.

El equipo andaba algo nervioso, quizá demasiado ansioso por llegar pronto y marcar antes.

Pero lo que no esperaba es encontrarse casi a las primeras de cambio con un resultado adverso. Fue en un saque de esquina botado desde la izquierda, muy mal defendido porque Ruano, en el minuto 13, dentro del área pequeña y libre de marca mandaba el balón con la cabeza al fondo de las mallas. El mazazo era mayor porque si antes había prisa, después de este resultado aún más.

A pesar de todo Florian fue de nuevo el mejor de su equipo: Activo, presente en todas las acciones ofensivas y listo para leer cuándo actuar. Tuvo dos acciones en los minutos 17 y 18 que estuvieron a punto de igualar la contienda, con sendos lanzamientos al palo. En la primera fue un disparo cruzado, con el portero ya batido, y en la segunda fue una interceptación de pase, que tras driblar al guardameta lanzaba a portería, un tanto escorado, para salir repelido de nuevo por el poste.

Florian era el único que lo intentó de todas las maneras posibles, porque Perona andaba peleándose sin mucho éxito con la defensa visitante. Si a eso unimos que Diego Segura, uno de los más despiertos ayer, se tuvo que retirar lesionado, da como resultado un FC Cartagena demasiado espeso -algo que no es nada nuevo en las últimas jornadas-, que escuchaba de su grada los primeros silbidos, al descanso por la inoperancia que había ofrecido hasta ese momento.

Los albinegros siguen sin brindar el juego de toque que se espera de ellos. La rapidez ha dado paso al lanzamiento de balón en largo, para que Florian y Perona se peleen con los rivales, una solución que no suele tener, al menos en este equipo y para este tipo de jugadores, nada de éxito.

El empuje manifestado nada más saltar al campo tras el descanso fue un espejismo, porque el Arroyo volvió a anotar, casi de la misma manera que antes, es decir, balón parado con remate de cabeza ante la pasividad de la defensa local. El entrenador había dado entrada antes a Akinsola por Perona y a continuación fue Riau el que sustituía a Fernando Martín, en una acción a la desesperada para acortar distancias cuanto antes y poner en un brete al rival.

Pero lo cierto es que el Arroyo se encontraba la mar de cómodo en defensa y encima tenía la posibilidad de contragolpear con peligro, porque el conjunto local dejaba cada vez más espacio en su campo.

En una de esas rápidas acciones del equipo extremeño los de Juan Marrero estuvieron a punto de anotar el tercero a su favor, aunque Victor salía rápido, tanto que se pasaba de frenada y tocaba el balón fuera del área. El libre directo fue muy bien ejecutado por Iban Espadas, pero en esta oportunidad el portero local conseguía mandar a línea de fondo.

Unos instantes después, Cristiano era objeto de falta dentro del área y Florian conseguía acortar distancias desde los once metros.

Esto espoleaba a la afición local, muy desanimada hasta el momento con su equipo y a ocho minutos para el final el encuentro tomaba una emoción que hasta el momento no había tenido.

El propio Florian tuvo en sus botas el empate dos minutos más tarde, cuando se marchaba bien de su defensor y encaraba al meta Saavedra. Su disparo, cruzado, no lo fue bastante para que se marchara al fondo de las mallas. El meta visitante anduvo listo y conseguía despejar esta acción peligrosa de los locales.

El equipo cartagenero se fue arriba,esperanzado de que esa insalvable renta de minutos anteriores se podía reducir aún más, y achuchó al conjunto extremeño como no lo había hecho hasta ese momento. Rico lo intentó en el minuto 86 con un libre directo que se fue ajustadísimo al palo.

El bloque dirigido por Pato puso toda la carne en el asador, pero quizá toda esa ambición que demostró le servía para poco porque el tiempo para reaccionar se le acabó.