Las últimas subidas han castigado especialmente la tarificación fija, la cual además de costarnos muchos euros con independencia del uso que realicemos muchas veces está contratada por encima de nuestras necesidades.

Por ello es importante ajustar la potencia eléctrica contratada a nuestras necesidades y evitar contratar kilovatios de más, consiguiendo en la mayoría de los casos un pequeño ahorro pero constante a lo largo del tiempo. Tenemos que tener en cuenta que la potencia que necesitamos depende de dos factores, el tipo y cantidad de aparatos eléctricos que tengamos y la potencia que necesiten. Por ello el consejo más importante es procurar no usar a la vez electrodomésticos que consumen mucha potencia (plancha, aire acondicionado, lavavajillas, horno...) y comprobar como hacemos el uso de la misma.

Existen en el mercado medidores de potencia, pero si no queremos invertir en el mismo, la mejor forma es la ‘prueba y error’. El Interruptor de Control de Potencia (ICP), situado en el cuadro eléctrico, en caso de demandar más potencia de la contratada, desconecta la instalación. Si nunca ha saltado podría significar que tenéis más potencia de la que necesitáis, prueba que continúe así usando los electrodomésticos de mayor potencia a la vez, si sigue sin saltar, tendréis margen para reducir el término fijo de la plantilla.

Electrodomésticos

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), el gasto de electrodomésticos supone el 56% del consumo energético, unos 990 euros al año de media. Por ello, el uso eficiente del mismo nos permitirá conseguir ahorros considerables.

Las medidas de arranque están por supuesto en la compra o sustitución cuando sea posible por electrodomésticos lo más eficientes posibles en consumo de energía (de calificación energética A) pero va mucho más allá, también en el uso que hagamos:

Lavadora/Lavavajillas

Usar programas a temperatura moderada, el 90% de la energía se usa para calentar el agua y reduce las revoluciones del centrifugado. En general es recomendable usarlo a carga completa, salvo para los electrodomésticos que permitan usar programas de carga media, que ajustan el consumo de luz y agua. El mantenimiento es muy importante: usar descalcificantes y limpiar el filtro de impurezas nos ayudará a que cada lavado sea más económico.

Frigorífico/Congelador

Ajustar la temperatura. Debemos realizar también un mantenimiento adecuado, dejando suficiente espacio entre el motor y la pared, evitar que acumule hielo y ajustando bien las temperaturas. Lo aconsejable es que esté a cinco grados, en el frigorífico, y a menos dieciocho, para el congelador. No metamos alimentos calientes en la nevera, porque al hacerlo aumentamos el consumo ya que el frigorífico buscará mantener la misma temperatura.

Cocina eléctrica

Aprovechar el calor marginal. No emplear cacerolas y sartenes más pequeñas que los quemadores de la vitrocerámica. Usar menaje eficiente, como es la olla presión, y aprovechemos el calor marginal tras apagar el fuego para los últimos momentos de preparación de las comidas. Sustituir el microondas por el horno es muy recomendable (65%-70% de ahorro), y si usamos éste, el ahorro de apagarlo unos minutos antes y aprovechar el calor marginal es mayor que en las vitros.

Televisor

Mejor LED. El ahorro de la tecnología LED es muy importante (37% en funcionamiento con respecto a los paneles LCD) pero también en espera (40%). Aun así, apagarlo completamente (no dejarlo en standby) nos permitirá conseguir ahorros moderados. Para ello es de gran ayuda usar regletas con interruptores, que nos permite fácilmente desconectar energía de una serie de electrodomésticos (es muy común la combinación de televisión, reproductores de DVD y consolas).

Plancha

Usar programas a temperatura moderada. Un electrodoméstico con enormes puntas de gastos es la plancha, especialmente el gasto está en llegar a la temperatura máxima, por ello, conseguimos un importante ahorro si planchamos grandes cantidades de ropa a la vez en lugar de distribuirlo en repetidas ocasiones. Planchar primero la ropa más delgada y, con la plancha ya caliente, la más gruesa. Así se empleará menos tiempo y se gastará menos energía.