La vacunación ha sido una de las medidas que ha permitido que en la actualidad las personas mayores gocen de una mejor calidad de vida y vivan más años, tal y como han recordado diversos geriatras con motivo de la celebración, hoy, del Día Internacional de las Personas Mayores. Y es que, mientras que antiguamente envejecer era «fruto de la casualidad» y un «reto», actualmente, tal y como ha recordado el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Antonio López Trigo, envejecer es un derecho, tanto a ser atendido como a intentar evitar padecer la enfermedad. «El envejecimiento saludable no es un envejecimiento libre de enfermedad, pero lo importante es que el impacto de estas patologías no sea tan brusco como era antes», ha recalcado.

Precisamente, la adjunta del servicio de Geriatría del Hospital General de Ciudad Real, Georgina Martinón-Torres, haciendo un repaso histórico por la evolución del envejecimiento, ha señalado que, si bien en la Edad Media y Moderna los ancianos eran vistos como algo negativo y en la época contemporánea como un problema social, actualmente y gracias a los avances en la medicina y tecnología tienen un importante protagonismo en la sociedad, ya que viven más tiempo y en mejores condiciones.

De hecho, una investigación realizada por un 'focus group' de la Cátedra de Comunicación y Salud de la Universidad Complutense de Madrid ha puesto de manifiesto que los mayores se sienten más jóvenes que antes, se mantienen más activos mentalmente y disponen de protocolos para activarles físicamente.

Falta de información

Ahora bien, a pesar de que sentirse queridos, apreciados y útiles es lo que más valoran, cada vez los ancianos son más conscientes de la importancia que tiene la vacunación, aunque reconocen que no cuentan con información suficiente sobre las campañas y las vacunas que les son más efectivas. Esta falta de información hace que, a pesar de la importancia que tiene que los mayores se vacunen, sólo un 29 por ciento de los ancianos españoles lo hace y, de ellos, el 58 por ciento se vacuna de la gripe, pero sólo un 0,7 por ciento del herpes zóster, cuando es una de las enfermedades infecciosas que más afectan a este colectivo.