­¿En qué ámbitos puede aplicarse el coaching y para qué tipo de casos?

El coaching puede aplicarse tanto a cuestiones personales como profesionales. En el ámbito profesional puede servir para mejorar una habilidad concreta: negociación, gestión del tiempo, reducción del estrés... Aplicado en empresas, para la mejora de las sinergias, coordinación, comunicación y eficiencia de equipos de trabajo. En el ámbito deportivo se usa para mejorar la concentración y el rendimiento. En cuanto al ámbito personal, se puede acudir a un coach para mejorar las relaciones sociales o concretar grandes cambios que quiere realizar una persona en su vida (vivir en otra ciudad, divorcios, etcétera).

¿En qué aspectos interviene un coach para conseguir estos objetivos?

Hay tres grandes aspectos en los que se centra un coach: el comportamiento, las emociones y los pensamientos. A fin de cuentas, resolver un problema o conseguir un objetivo depende de cómo actuamos ante una situación, y nuestro actuar depende de cómo afrontamos esa situación a nivel emocional, de cómo procesamos mentalmente esa situación y de en qué medida creemos en nosotros y en nuestras posibilidades. Estos ámbitos han sido históricamente campos de la psicología. Por eso es muy importante que un coach tenga una sólida formación psicológica de base, además de una formación específica en coaching.

¿Cómo consigue una persona cambiar de comportamiento o de forma de pensar mediante el coaching?

Es cuestión de actitudes de afrontamiento de problemas. Si queremos cambiar los resultados, no hay alternativa: haciendo siempre las cosas de la misma manera, obtendremos siempre los mismos resultados. No es lo mismo afrontar un problema desde la posición de víctima que desde la posición de quien busca culpables, o desde la posición de quien asume sus responsabilidades. El coach pone al cliente ‘delante del espejo’ para que tome conciencia de sus ideas autolimitantes. Este es el primer paso para un cambio, pero después, el siguiente y más poderoso es vencer aquellas emociones que nos anclan a esa situación que no nos gusta, pero nos hace sentir cómodos. Ahí es cuando se tocan emociones fuertes como el miedo, por un lado, y la alegría al conseguir el logro, por otro.

¿Con qué miedos ha tenido que trabajar y ha resuelto como coach?

El miedo al fracaso es el principal, pero suelo trabajar también con miedo al cambio, a la incertidumbre, al rechazo, a delegar, a asumir responsabilidades, a que te digan que no, o incluso a decir no. Salir de la llamada ‘zona de confort’, resolver un problema o conseguir un objetivo, cuando el problema no es la falta de conocimientos o patologías de algún tipo, casi siempre tiene que ver con desarrollar una habilidad o vencer uno o varios de estos miedos.