Juan Calero es el único de los actores que permanece en la Sesión plenaria del Senado de Roma desde que se crease el acto hace ya veinticinco años. Desde entonces se ha convertido en el guionista principal del acto más irreverente y cargado de sentido del humor de todos los programados en las fiestas de Carthagineses y Romanos.

«Cuando se idearon estas fiestas se pidieron diez días al Ayuntamiento para celebrarlas, pensando que nos darían cinco como mucho, pero nos dieron los diez y tuvimos que echarle imaginación para ver con qué llenábamos todos esos días. Se nos ocurrió una especie de sátira, que en sus inicios era más histórica y a la que después decidimos darle más humor y actualidad».

En estos años el Senado ha ido cobrando importancia y actualmente es uno de los actos más importantes. «Siempre hemos sido muy independientes. Nosotros no costamos un euro a las Fiestas y además, si sale bien es responsabilidad nuestra y si no también. No nos inventamos nada, contamos ni más ni menos que lo que se comenta en la calle. Eso sí, sin faltarle al respeto a nadie, porque nosotros no nos metemos con las personas, nos metemos con los cargos públicos y al que le pique, que se rasque».

A más de uno debe haberle «picado» porque Calero cuenta que algunos amigos suyos le evitan durante Carthagineses y Romanos. «Pilar Barreiro, por ejemplo, es amiga mía personal, pero durante los diez días que duran las Fiestas no puede ni verme».

Aunque no quiere desvelar ningún tema sobre los que versará la sesión, que tendrá lugar a las nueve de esta noche, sí que adelanta que «en esta ocasión será más ácido que cómico, porque lo que ha pasado este año no tiene mucha gracia, pero tendrá puntos graciosos que creo que gustarán mucho al público».

Juan Calero es, además de festero, jefe del servicio de Otorrinolaringología del hospital Santa Lucía desde hace también veinticinco años.