A pocos días para la gran cita con las urnas el 26 de junio, que esperemos sea la definitiva, las aguas no discurren mansas en el PP de Cartagena. Sus principales 'pesos' pesados censuran la actitud de su exjefa y candidata electa al Senado por Murcia con el número dos, Pilar Barreiro. No se cortan en hacer comentarios, pero aún no se atreven a decirlo ante un micrófono o a que figuren sus nombres y apellidos apadrinando unas declaraciones a la prensa. Fuentes de su partido aseguran que la secretaria general del PP en Cartagena y exalcaldesa de la ciudad con cinco mayorías absolutas, tiene los días contados en el que durante 20 años ha sido su 'feudo' o su 'cortijo', como opinan sus detractores.

Hace mes y medio aproximadamente, mucho antes de que la Guardia Civil pidiera al juez que investigue a Barreiro por su vinculación con la trama Púnica, el presidente del PP local, Francisco Celdrán, nombró a Barreiro coordinadora de la campaña electoral por ser secretaria general de los populares. Este puesto «no lo ejerce porque está escondida como las avestruces», sin querer sacar la cabeza dedicándose solo a «pegar sobres y repasar las listas de apoderados e interventores de las mesas electorales», afirman desde el PP.

En las distancias cortas, Barreiro no oculta su disgusto al sentirse rechazada y ninguneada por los suyos, a los que ha visto crecer, aunque su versión oficial es que «soy una pieza más del engranaje del partido en una campaña exenta de mitines, ya que en su lugar se producen pequeños encuentros. Todos estamos currando mucho. Joaquín Segado va como un loco, el portavoz municipal del PP, Francisco Espejo, no para; y Francisco Bernabé, que se presenta por primera vez al Congreso, está muy en contacto con la calle, al igual que Teodoro García, el cabeza de lista. Si alguien tiene algo en mi contra que lo diga en el seno del partido con nombres y apellidos», dice.

Barreiro está manos a la obra en lo que define como trabajo interno de partido. No acudió al mitin de Rajoy con los militantes hace dos semanas en Murcia porque tenía un compromiso familiar y «porque no voy como cabeza de lista. Yo di un paso atrás porque entendí que empezaba una nueva etapa dentro del PP en el Ayuntamiento», afirma.

Barreiro no pisa la calle en la ciudad que ha gobernado ni acude a los encuentros invitada por sus compañeros, que sí se reúnen noche tras noche con los vecinos en los pueblos y diputaciones, afirman las fuentes consultadas por esta Redacción. Sin embargo, sí va a los mitines allí donde la llaman, ya sea Jumilla, Fortuna, Yecla o Moratalla.

Aunque en su partido es 'vox populi' que hay rechazo, ella se frota los ojos como no queriendo aceptar la realidad en una especie de amnesia que le impide aceptar que ya no es la 'lideresa'. «¿Por qué no se larga de una vez y se va con su amigo Alonso. Ya ha hecho bastante daño al partido y su tiempo expiró», insiste uno de sus'hijos adoptivos' que hace tiempo que se rebeló contra su maestra política.

Barreiro insiste: «Nunca he hecho ni haré nada que pueda perjudicar al PP, en el que llevo militando 32 años» e incide en que «no existe ningún tipo de rencilla interna dentro del PP de Cartagena». Y en eso sí parecen estar de acuerdo: «Estamos unidos, pero contra ella porque se ha cargado el PP».

Los populares esperan los congresos para poner a Barreiro en su sitio y mostrarle la puerta de salida. El tiempo dirá dónde acaba cada uno. En las últimas municipales, el PP de Cartagena perdió 20.000 votantes y recuperó 12.000 en las generales de diciembre.