El líder nacional de Ciudadanos y candidato a la presidencia del Gobierno central, Albert Rivera, estuvo ayer en el Hotel Nelva de Murcia, en el acto central de la campaña de la delegación regional de la formación naranja. El dirigente catalán no quiso terminar su tour por España sin visitar una comunidad en la que el partido ostenta, según su última visita a la Región -el pasado 4 de noviembre en Cartagena-, su mejor porcentaje de votos tras Cataluña.

Rivera estuvo acompañado por Miguel Sánchez, portavoz del grupo en la Asamblea regional, y Miguel Garaulet, candidato al Congreso de los Diputados por Ciudadanos Región de Murcia. Pero, sobre todo, estuvo arropado por más de 1.200 personas que abarrotaron el salón principal del Nelva para recibirle al grito de «¡Presidente! ¡Presidente!».

Sin embargo, fue Sánchez, como anfitrión, quien abrió la veda tras la proyección de un spot del partido. «Parecía mentira poder tener representación en una comunidad autónoma como Murcia, con continuas mayorías del PP y un bipartidismo fijo en la Asamblea Regional. Parecía mentira, y mirad», se congratulaba el portavoz regional. Sánchez repasó la joven trayectoria de un partido que tuvo en Murcia una de sus primeras delegaciones y que, en apenas unos meses -desde el 24M- y con tan solo cuatro escaños, ha conseguido medidas «históricas: erradicar a los imputados, un plan de financiación de las universidad publicas, la gratuidad de los libros de texto o la modificación de la ley para que no haya puertas giratorias, etc. Parecía imposible, pero lo imposible era solo una opinión».

La intervención de Sánchez, breve y concisa, dio paso a su tocayo Garaulet, cabeza de lista al Congreso, quien, además de alabar la labor de los voluntarios del partido -quienes han ayudado a completar un calendario con más de 300 actos de campaña-, se refirió a unas «instituciones viciadas» y a los casos de corrupción que azotan la Región: «Estamos hartos», afirmó.

Por eso Garaulet confía en un «proyecto nuevo, reformista y con ilusión»; y esa confianza es la que pretendió trasmitir al electorado: «Faltan seis días y hay un 40% de personas en la Región que no saben a quien votar, y si explicamos a cada uno de ellos nuestro proyecto, sin gritos y sin historias, el próximo 20D ganaremos las elecciones en Murcia y haremos a Albert Rivera presidente de España».

Y aunque Sánchez y Garaulet recibieron cerradas ovaciones, fue él, Rivera, quien consiguió levantar al público de sus asientos ante su subida al estrado. «Muchas gracias por reventar esta sala. En Murcia nunca falláis. Siempre supe cuando empezamos a trabajar aquí que esta Región sería una punta de lanza para Ciudadanos en toda España, y lo estáis demostrando: con votos, con ilusión, con trabajo, etc. Y lo vamos a volver a hacer el 20 de diciembre», aseguró confiado el aspirante a La Moncloa.

Rivera se mostró decidido a encabezar bajo el sello de Ciudadanos «una nueva transición democrática» para la que su partido «es el único capaz de garantizar reformas de calado»: «Si gobierna un partido viejo, no habrá reformas; si gobierna un partido nuevo extremista, no habrán acuerdos. Pero un partido desde la centralidad política, moderado y razonable, si será garantía de ese cambio». Así, «frente a los partidos que tienen a Grecia o Venezuela como ejemplos a seguir», Rivera se miró en el espejo de Dinamarca o Bélgica, con cuyos primeros ministros tendrá una reunión el próximo jueves, adelantó. «Están espectantes viendo que Ciudadanos supera el 20% de votos. Quiero explicarle a nuestros socios europeos que en España va a haber cambios y que van a venir desde el centro».

Y para el próximo domingo, Rivera pidió participación. «Como la del 82´, con un 80%; o la de las catalanas, con un 78%. Necesitamos reventar las urnas. Si no hay una gran movilización seguirán los de siempre, os lo advierto», indicó el catalán. «Tenemos que dar el callo, demostrar que somos como nuestros abuelos, que lucharon por este país; y la manera de luchar en democracia es pedir y hacer cambios», señaló.

Eso sí, Rivera no se olvidó de a qué venía a Murcia: «Como diría Sabina, nos sobran los motivos para ir a votar; pero, sobre todo, cojan la papeleta naranja», concluyó entre risas el candidato, que se marchó como llegó, con aplausos, vítores y el cántico de rigor: «¡Presidente! ¡Presidente!».