Mirar fijamente a Pedro Antonio Sánchez te lleva, inevitablemente, a preguntarte si acaba de llegar de las Seychelles o del local de rayos UVA de una céntrica calle de la capital. No, amigos, ese tono bronceado a lo Zaplana es fruto de su caminar por las calles y plazas de Murcia como la que ha escogido para este selfie: la Plaza de las Flores: «Simboliza Murcia. Es olor, color, vida. Las iglesias (San Pedro y Santa Catalina) que encarnan nuestro patrimonio. La figura de bronce, La niña de las flores, que donó Fuentes Aynar.

Porque Murcia tiene alma de mujer, encarna la sensibilidad y el empuje, la garra y la ternura. Y el museo Gaya presidiendo su entorno artístico. Esa plaza siempre está en primavera. Pero, sobre todo, es convivencia, un lugar donde todo el mundo se encuentra e interrelaciona. Nadie vive aparte. Representa el vivir y el ser». Más diurno, «soy más de aperitivo; esa marinera y ese puñao de almendras no faltan». Pero guarda algo más en su memoria. La Plaza acogió sus primeros tanteos amorosos con la que hoy es su mujer: «Ella es andaluza y solía traerla aquí».

Históricamente, las plazas han sido sitios de alzamientos de voz; lo más reciente, la Puerta del Sol de Madrid y el 15M: «Para mí, el acto reivindicativo que nunca olvidaré y en el que participé como un español más fue la manifestación contra el terrorismo a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Fue la reivindicación cívica, las calles de España se convirtieron en una gran plaza para gritar que España ya no podía más, el momento de decir basta».

Estas elecciones casi están siendo más difíciles que sacarse en una oposición una plaza a registrador o a notario: «Está claro que es una nueva época. La gente está pidiendo una nueva forma de hacer política, más transparente, más cercana y distinta. Hay sensación de que hay que dar más voz y decisión. No cada cuatro años sólo, sí durante esos cuatro años. Lo difícil no es esta campaña; lo difícil ha sido atravesar esta crisis económica».

Y es un enamorado de las plazas de abastos: «Me encanta hacer la compra, pero, además, cuando viajo uno de los sitios que siempre visito es el mercado de cada ciudad. Ahí está la cara real de ese pueblo». Inevitablemente, tras ver la palabra ´Fénix´ en la imagen tengo que preguntarle acerca de momentos duros pasados de acusaciones: ¿es este el momento de resurgir como el ave fénix? «No hay que resurgir de nada, no hay ningún tema del que resurgir. Fui denunciado por un grupo de socialistas con ruindad. El poema If, de Kipling, dice ´si Triunfo y Derrota se cruzan en tu camino y tratas de igual manera a ambos impostores?´; no me he sentido nunca condicionado. Hay que ser coherentes en la vida».

Y como gran defensor de la Fiesta Nacional, en la plaza de toros encararía a sus oponentes: «A Óscar Urralburu, a porta gayola. A José Antonio Pujante lo citaría con el capote al violín. A Miguel Sánchez lo devolvería a chiqueros. A César Nebot con una media verónica. Y a González Tovar no debemos perderle la cara».