Si en estas últimas semanas usted ha escuchado en las calles más ruido del habitual, ha notado ajetreo en el ambiente y el aire le huele a alquitrán o a combustible, no se preocupe; no nos han invadido los extraterrestres con sus naves espaciales, sencillamente, hay elecciones. Y es que las elecciones en España son como los años bisiestos, como los eclipses o como las pulgas; suceden de cuando en cuando y no se notan hasta que ya están ahí. Por eso, hasta ahora, las calles de su ciudad estaban con baches, las rotondas sucias, los colegios en la ruina, los árboles sin podar, los contenedores escasos, las farolas rotas, el alcantarillado sin hacer, las aceras con socavones. Ahora, sin embargo, como llegan las elecciones, los municipios sacan todo su arsenal de trabajadores a la calle para que parezca que hacen algo. Es algo así como la operación biquini: cuidar el exterior aunque el interior esté hecho una pena. En fin.

Al margen de esta triste realidad publicitaria, las elecciones municipales y autonómicas que se van a celebrar mañana van a ser sin duda las más reñidas y emocionantes de los últimos tiempos. Según todas las encuestas, hay una enorme igualdad técnica en intención de voto entre cuatro partidos: el PSOE, el PP, Podemos y Ciudadanos. Después de leerme la mayoría de los programas electorales y de escuchar las declaraciones de los líderes de los partidos, hay algunas cosas que me llaman la atención. La más curiosa, sin duda, es que todos los líderes prometen más puestos de trabajo, algo especialmente llamativo en el caso del PP y del PSOE, que no lo han conseguido cuando estaban en el Gobierno pero que parece que ahora ya saben cómo hacerlo. Por otra parte, existen infinidad de promesas electorales que los partidos actualmente gobernantes, el PSOE y el PP, no han llevado a cabo en los cuatro años de Gobierno pero que como si fuese un 'corta y pega' vuelven a repetir de nuevo en sus programas electorales. Es como cuando el PSOE apoya la dación en pago pero no la legisla cuando está en el Gobierno. Además de las promesas más locales rotondas, carriles bici, aparcamientos, etc. parece claro que todos los líderes de los partidos políticos sean del color que sean coinciden en las mismas promesas; mayor empleo, ayudas a los más desfavorecidos, ayudas a los parados, transparencia, ayudas a los autónomos, bajada de impuestos, defensa de la educación y de la sanidad públicas. Parece claro que todos saben qué es lo que funciona mal, que, curiosamente, es lo más básico para una sociedad que pueda considerarse desarrollada; el empleo, la educación y la sanidad. Y esto es muy significativo y triste. Si en Islandia o en Luxemburgo algún político basara su campaña en la creación de empleo o en la mejora de la calidad educativa, no tendría nada que hacer, ya que sus tasas están por debajo del 5% de paro y su sistema educativo, entre los mejores del mundo. Esto pone de manifiesto que los problemas de nuestro país son graves y que es urgente una regeneración. Nuestra tasa de desempleo está por las nubes, los sueldos son ridículos, la sanidad está colapsada, la educación sufre un recorte tras otro, los autónomos están con el agua al cuello y existen demasiadas ayudas sociales porque hay demasiadas desigualdades.

Si, como decía al principio, estas elecciones van a estar muy reñidas que nunca, la decisión de a quién votar tampoco va a ser nada fácil: unos nos han traído hasta donde estamos y otros, nos pueden llevar a la curación? o directamente al infierno.