Quienes venían a desterrar las prácticas más deleznables de la ´vieja política´, no solo han confeccionado sus listas electorales promoviendo el transfuguismo, fundamentalmente de cargos (públicos) de UPyD, sino que además han resucitado un contraproducente fenómeno que teníamos olvidado: el del hiperliderazgo personal, porque parece que es Rivera, cual Dios omnipresente, quien se presenta a la presidencia regional e incluso a las alcaldías de todos los municipios. Máxime desde que decidieron esconder a su candidato autonómico (¿alguien le conoce?) tras su espantoso ridículo del debate preelectoral. Pero la ´marca´ tampoco ofrece confianza: un programa publicado, pese a sus lecciones de transparencia, tarde y mal, lleno de contradicciones e intervencionista; cuyas últimas propuestas ´estrella´ consisten en expulsar de la vida política a los mayores de 35 años (el 70% del electorado), e incluso meterse en nuestras casas (menudos ´liberales´...) para ¡prescribirnos un máximo de personas por habitación! Además de ´amateurs´, arrogantes. Murcia no se merece acabar en manos de semejantes advenedizos.