Atrás quedaron los tiempos en que la noche de la pegada de carteles terminaba de madrugada con las ciudades empapeladas. La recta final era intensa en movilizaciones, fiestas, caravanas y mítines. Con tiempo de antelación se reservaban pabellones deportivos, plazas de toros y grandes locales.

No está ahora el personal para movilizaciones electorales y los partidos buscan espacios pequeños, reuniones sectoriales y presentación de las candidaturas casi en familia. En esta ocasión Mariano Rajoy no dará mitin en Murcia; ya en una ocasión anterior se produjo un pinchazo para malestar del líder popular. Conseguir autobuses para llevar a la capital a 3.000 o 4.000 personas de toda la Región no resulta una tarea fácil ni barata.

Esto no significa un desinterés por parte de los ciudadanos, ya que se prevé una alta participación con la presencia de las nuevas fuerzas alternativas como Ciudadanos y Podemos. Son unas elecciones abiertas e inciertas en cuanto a resultados. No parecen existir dudas sobre el triunfo del PP, pero nadie se atreve a pronosticar mayorías absolutas ni aventurar a ciencia cierta cuál será la segunda fuerza política en la Región.

Los grandes mítines, las grandes movilizaciones, el gran despliegue de propaganda estática forma parte del pasado electoral. Ahora priman las nuevas tecnologías y las redes sociales, pero la urnas y las papeletas no son virtuales y siguen siendo las que establecen el veredicto final.