La política es perjudicial para la salud. Y, aunque no sea un hecho constatado científicamente, sí son bastantes los ejemplos de políticos en nuestra Región que han tenido que abandonar la actividad pública por recomendación e, incluso, por prescripción médica.

Uno de los casos más destacados es el del alcalde de Albudeite, el popular José González Cortés, que sólo ha ejercido su cargo durante los dos primeros meses después de ganar las elecciones en 2011. González Cortés tuvo que abandonar de forma provisional el consistorio albudeitero debido a problemas de salud, unos problemas que se han prolongado durante casi cuatro años, tiempo durante el cual asumió sus funciones el teniente de alcalde Jesús García, que estos comicios opta a la alcaldía de este municipio como candidato popular.

Así, Albudeite ha contado con un concejal menos durante toda la legislatura debido a que González Cortés no ha mostrado en ningún momento su intención de dimitir del cargo y dar paso a otros compañeros que se presentaron en su lista.

Otro caso muy similar lo encontramos en Abanilla donde a su alcalde, también del Partido Popular, Fernando Molina Parra, su médico le prescribió no ejercer ningún cargo político, una recomendación que se ha prolongado durante varios meses.

Molina Parra, en cambio, sí es apto para ejercer su trabajo habitual como director del colegio Santísima Cruz ya que el médico sólo le ha recomendado que no tenga relación con la política si quiere estar ´saludable´.

En Abanilla también ha tomado las riendas del Consistorio otro primer teniente de alcalde, Pascual Martínez, que, sin embargo, no ha sido el elegido para suceder a su veteranísimo predecesor en los comicios de mayo. En su lugar, luchará por renovar la alcaldía José Antonio Blasco.

Pero la ´enfermedad´ de la política no afecta sólo a los alcaldes.

En otras corporaciones también se han presentado casos de concejales que, por motivos de salud, han tenido que dejar sus asientos.

El ex alcalde muleño del PSOE Diego Cervantes dimitía en octubre de 2012 de su cargo de portavoz y concejal en la oposición debido a problemas de salud que le impedían realizar con normalidad su labor. Después de más de veinte años en política y haber ostentado diversos cargos dentro de su partido a nivel local y regional, Cervantes abandonaba así la primera línea política.

Un caso similar en Mula lo protagonizó en diciembre de 2010 el concejal popular José María Soriano, quien, después de más de una década como concejal, tanto en la oposición como en el gobierno, tuvo de dejar su cargo también por motivos de salud.

Hay otros muchos casos de políticos que no han podido o querido sobrellevar el ritmo de la vida pública. Algunos de ellos dan por zanjada su oportunidad de trabajar al frente de los ciudadanos y deciden dimitir y dar paso a nuevas caras. Otros se resisten a abandonar su sillón y prefieren mantenerse a pesar de no ejercer, lo que en ocasiones, y cuando hay que tomar decisiones importantes, va en perjuicio del propio partido al que pertenecen y dicen defender.