Los resultados de las elecciones generales de este domingo se traducirán en un Congreso dividido en el que la elección del próximo presidente dependerá de la capacidad de negociación de los partidos y, ante la falta de mayorías absolutas, hipotéticamente el nacionalismo y el independentismo podrían jugar un papel bisagra y determinar el Gobierno, bien votando a favor bien con su abstención.

Una opción es que, por primera vez en democracia, no gobierne el partido más votado. El PP, con 123 escaños, se ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta fijada en 176. Para mantenerse podría aspirar a la 'gran coalición', intentando recabar los 90 escaños del PSOE (sumarían 213), pero Pedro Sánchez la ha descartado de plano. "Si quieren me lo tatúo en la frente, no habrá gran coalición", ha llegado a decir el líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Al PP no le bastará conseguir el apoyo de Ciudadanos. De hecho, un hipotético bloque de centro-derecha, sumando los escaños de ambos, alcanzaría los 163 diputados, sólo dos por encima del -también hipotético- bloque de izquierdas, formado por PSOE, Podemos y sus coaliciones territoriales (69) e IU (2).

Ese 'bloque' de centro derecha necesitaría 13 votos más para conseguir la mayoría absoluta y elegir presidente en primera vuelta, y eso necesitaría el apoyo combinado de dos de los tres principales grupos nacionalistas: el PNV (6 escaños) y ERC (9 escaños) o DL (formada principalmente por la antigua CDC, con otros 8 escaños). CC podría aportar un escaño más a cualquiera de los dos mientras que es improbable el apoyo de los dos de Bildu.

Sin embargo, es improbable que algunos de estos partidos nacionalistas, especialmente los catalanes, se sumen a un acuerdo para hacer presidente a Mariano Rajoy. Está por ver qué actitud adoptarían ante un eventual bloque de izquierdas, que necesitaría 15 escaños para alcanzar la mayoría absoluta.

La participación de Podemos en los pactos tiene la complicación añadida de que sus diputados no formarán un único grupo parlamentario, sino que En Comú Podem (su candidatura en Cataluña, con 12 escaños), En Marea (Galicia, con 6) y Compromís-Podemos (Comunidad Valenciana, 9) aspiran a formar grupo propio. La líder de En Comú Podem, Ada Colau, ha asegurado que sus diputados no investirán al socialista Pedro Sánchez porque para ellos es una condición la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Que un partido preste sus votos a otro para investir a un candidato, apoyándole o absteniéndose, no implica necesariamente que gobiernen conjuntamente, sino que depende de los acuerdos que alcancen los grupos. y puede darse el caso de que una formación apoye a un presidente de otro partido y luego pase a la oposición.

Segunda vuelta

El presidente también puede ser investido por el Congreso en una segunda vuelta, con más votos a favor que en contra, pero el PP necesitaría o bien el apoyo de Ciudadanos y la abstención de todos los grupos minoritarios para contrarrestar el voto en contra de PSOE, Podemos e IU, o la abstención de dos de los tres grupos que le siguen en número de votos (PSOE, Podemos o Ciudadanos).

Si Ciudadanos se abstiene sin condiciones, como ha dicho en alguna ocasión Albert Rivera, se abriría también la puerta a un Gobierno de PSOE y Podemos, con la abstención de los demás partidos (incluidas las coaliciones territoriales de Podemos, es decir, sin necesidad de que En Comú Podem votase afirmativamente).

Esta posibilidad se cerraría si, además, del PP, votasen en contra de esta opción 9 diputados -11 si fuese un acuerdo tripartito de PSOE, IU y Podemos-.

Si el PP no consiguiese investir a Rajoy, el PSOE podría intentar recabar también el apoyo de Ciudadanos. Un tripartito PSOE- Ciudadanos-Podemos, marcas territoriales incluidas, sumaría 199 votos, pero es improbable que Ciudadanos y En Comú Podem o Compromís se sumen en un proyecto.

En todo caso, los de Rivera también han dejado claro que no comparten proyecto económico con Podemos, aunque podrían coincidir en cuestiones como la regeneración democrática. Excluyendo las marcas territoriales, ese -improbable- acuerdo tripartito sumaría 172 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta y con posibilidad conseguir la investidura en segunda vuelta negociando sólo cuatro abstenciones.