Las bolsas chinas se estabilizaron hoy y cerraron con subidas, tras los desplomes de ayer y del lunes que les valieron los primeros cierres prematuros de su historia, después de que el regulador bursátil suspendiera el mecanismo interruptor de los mercados.

Mientras Shanghái, que el lunes se hundió un 6,85 % y ayer otro 7,32, terminó la jornada ganando un sólido 1,97 %, Shenzhen, que el lunes se precipitó un 8,35 % y ayer otro 8,16, cerró también hoy otro 1,20 % al alza, con lo que parecen dejar atrás el pánico de ventas a la desesperada de los últimos días.

Ambas plazas abrieron con ganancias, pero en el segundo cuarto de hora cayeron abruptamente, aunque se recuperaron enseguida y, tras volver a la senda positiva, no la abandonaron en el resto del día.

Con las cifras de hoy, el índice general de Shanghái ha perdido un 10 % en la primera semana del año, lo que ha evaporado el avance del 9,4 % que logró durante todo 2015.

Aún así, el resultado de hoy parece demostrar hasta qué punto el mecanismo interruptor del mercado, que estaba pensado para evitar los desplomes continuados del verano pasado, y empezó a aplicarse precisamente el lunes, en realidad había estado induciendo al pánico a los inversores individuales, que son determinantes en China.

Ambas plazas vivieron ayer la jornada más breve de su historia, tras apenas 27 minutos de operación (de los que sólo 13 fueron de cotización real), al aplicarse este interruptor, que suspende por 15 minutos la cotización si un índice mixto (el CSI 300) cae más de un 5 %, y cierra automáticamente si alcanza el 7 %.

Por este motivo, el regulador bursátil anunció a última hora de la noche del jueves la suspensión temporal de este sistema, a partir de hoy mismo, para "mantener la estabilidad del mercado" y estudiar cómo mejorarlo.

El mecanismo se originó en los fuertes desplomes en cadena del verano pasado, que llegaron a afectar a otros mercados mundiales.

En aquel contexto, el 8 de julio y tras la primera semana de caídas, el regulador prohibió a los grandes accionistas (con el 5 % o más de los títulos de una compañía) vender sus acciones durante e seis meses, plazo que se cumplió hoy. Esto suponía que cerca de un billón de títulos iban a quedar desbloqueadas el lunes.

Aunque las autoridades no esperaban que hubiera ventas generalizadas, los desplomes de esta semana llegaron porque los inversores individuales temían que los grandes accionistas pudieran vender sus paquetes accionariales, por los que se adelantaron en masa a fin de salvar los muebles antes de que sus acciones perdieran más valor todavía.

De ahí que el regulador anunciara también por sorpresa, al poco del cierre relámpago del jueves, una nueva norma que limitará desde este sábado (es decir, desde el momento en que expire el plazo de las medidas del 8 de julio) la capacidad de vender esas acciones ahora ya no tan desbloqueadas.

La Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) limitará así, al menos hasta el próximo 12 de abril, hasta un máximo del 1 % del total de acciones de una compañía, la cantidad de títulos de los que podrán desprenderse estos grandes accionistas. Además, si lo hacen, deberán anunciar sus planes al mercado con al menos 15 días de antelación.

Esta medida, junto con la suspensión del mecanismo de interrupción, parecen haber dado hoy cierta confianza a los inversores de que no se producirá el hundimiento de los precios que temían a partir del próximo lunes.

Con todo, los descensos de esta semana no se explican sólo por la coincidencia artificial de estos dos factores, a los que hoy se sumaron media docena de grandes empresas estatales, que anunciaron que impedirán a sus filiales vender acciones.

Y es que todo esto ha coincidido con una combinación de factores relacionados con la ralentización de la economía china, a pesar de que las bolsas del país, al tener tres cuartos de su actividad diaria en manos de 90 millones de inversores individuales no profesionales, suelen ser muy volátiles y se alejan a menudo de los fundamentos económicos nacionales.

Por una parte, la cotización de los títulos está muy sobrevalorada, sobre todo en las pymes, y de no haberse suspendido el interruptor las bolsas podrían no haberse estabilizado hasta caer Shanghai hasta unos 2.800 puntos, según explicó a Efe el especialista Rui Meng, de la escuela de negocios sino-europea CEIBS.

Por otra, la crisis mundial está provocando que, si bien durante décadas llovió la inversión extranjera en China, ahora ese flujo de capital está cambiando de sentido cada vez más, lo que ha provocado una fuerte caída del yuan frente al dólar y de las reservas chinas de divisas para sostenerlo, como constató hoy un comentario de HSBC Global Research.