El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, ha asegurado que es "clave" para la recuperación económica de España completar la reestructuración del sistema financiero, centrada en las cajas de ahorros, y "avanzar con rapidez en la recapitalización de algunas entidades y en su salida a Bolsa".

Durante la junta de accionistas del Santander, Botín afirmó que se han realizado cambios muy importantes en la reestructuración del sistema financiero en muy poco tiempo, pero que es fundamental avanzar rápidamente tanto en el salto al parqué de algunas entidades como en asegurar su rentabilidad.

"Es el momento de seguir trabajando para acortar la distancia con los países que están en franca recuperación", sostuvo el banquero, quien se declaró "convencido" de que España saldrá de la crisis "como lo ha hecho siempre en momentos difíciles".

Botín enfatizó que "lo que es necesario se resume en tres palabras: reformas, trabajo y confianza". Además, subrayó que España cuenta con empresas muy competitivas y la generación joven "mejor preparada de la historia".

Botín ha asegurado que el consejero delegado de la entidad, Alfredo Sáenz, "es el mejor consejero de la banca", y que no procede "en absoluto" su cese por la condena a tres meses de prisión e inhabilitación para ejercer cargos dentro del sector bancario dictada por el Tribunal Supremo.

"Sáenz ha prestado un servicio importantísimo al sistema financiero español y desde 1994 al Santander", recalcó Botín durante la junta de accionistas de la entidad al ser increpado por el accionista Javier Soto respecto al cargo que ocupa Sáenz tras la condena del Supremo.

Botín, además, ha eludido hablar de la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción contra él y su familia por presuntos delitos contra la Hacienda Pública que ha sido admitida a trámite por la Audiencia Nacional. "No comento temas judiciales", zanjó Botín durante la junta de accionistas de la entidad.

El presidente del Santander respondió de esta manera al accionista Antonio Panea que le increpó por la denuncia contra él, su hermano Jaime y los 5 hijos de cada uno de ellos, por la presuntos delitos contra la Hacienda Pública y falsedad documental, por las cuentas supuestamente opacas que tenían en un banco en Suiza.

Ante la insistencia del accionista, Botín recalcó que dicho asunto no figuraba en el órden del día de la junta general y le retiró el uso de la palabra después de haber sido objeto de insultos.

Los hechos denunciados arrancan de la investigación iniciada cuando las autoridades francesas informaron a la Agencia Tributaria española el 24 de mayo de 2010 de una serie de clientes que tenían cuentas en el HBSC Private Bank Suisse. La información se refería a los ejercicios de 2005 a 2009.

La familia Botín ha defendido que está al corriente de todas sus obligaciones fiscales y que en 2010 regularizó voluntariamente la situación de las cuentas suizas reclamada por la Agencia Tributaria.

En concreto, el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, su hermano Jaime y los 5 hijos de cada uno de ellos, abonaron el pasado año 200 millones de euros por la declaración patrimonial de los bienes domiciliados en Suiza procedentes de parte del patrimonio acumulado por el patriarca de la familia, Emilio Botín Sanz de Sautola, padre del actual presidente de la entidad cántabra.

Tras el estallido de la Guerra Civil en 1936, el patriarca de la familia Botín salió de España con parte de su patrimonio, que fue depositado en una fundación creada en Suiza con su nombre y gestionada desde entonces y hasta la actualidad por varios administradores profesionales.

En 2010 y tras la petición de regularización enviada por la Agencia Tributaria, la Familia Botín tuvo la oportunidad de regularizar las cuentas y los bienes de su patriarca. Según el artículo 305 del Código Penal, no incurren en delito fiscal las personas que pagan sus deudas con el fisco de forma voluntaria.

Una veintena de 'indignados' se concentró a las puertas del Palacio de Exposiciones de Santander que albergaba la celebración de la junta de accionistas para expresar su descontento con la situación económica y arremeter contra la entidad como exponente de la banca durante el discurso del presidente y la posterior intervención de los accionistas.

Al son de silbidos y pitos y pertrechados de pancartas en las que se podían leer lemas como 'La banca, nuestra ruina' y 'Los mercados no son Dios', los manifestantes coreaban consignas. "No sois españoles, sois unos ladrones" y "mucha corbata y poca vergüenza" eran algunas de las proclamas de los integrantes del movimiento 15-M.