Tras debutar en 2014 con Blank walls y ser ganadores del segun- do Vodafone Yu Music Talent, Ayoho editaron su primer álbum, Deference & Wonder, iniciando en 2015 una gira en la que compartieron escenario con artistas como Izal o Crystal Fighters. Ahora, los cartageneros vuelven con su nuevo trabajo: Ikigai (expresión japonesa para referirse a la ´razón de vivir´), cuya temática gira en torno a comportamientos y pensamientos que observamos o sentimos mientras buscamos el sentido a la existencia. Tras una exitosa campaña de crowdfunding, el quinteto de la ciudad portuaria da una vuelta de tuerca a su estilo asistido por Raúl de Lara y sorprende con un sonido completamente nuevo.

Esta vez, los ´Indios de la frontera del Canadá´ apuestan por la potencia, ritmos marcados y reminiscencias electrónicas, con una contundente vocación internacional. Les acompañarán en esta nueva cita del Microsonidos el grupo barcelonés Los Otros.

Parece que habéis aprovechado el tiempo. ¿Qué ha pasado con Ayoho estos meses hasta publicar nuevo disco?

Pues la verdad es que bastantes cosas€ Lo primero que hicimos fue encerrarnos a componer y buscar un poco la luz; luego, pasamos al estudio para exprimirlo todo y volver a encerrarnos para ver mejor la producción, ensayar, hacer una primera toma de contacto con los nuevos temas en directo, dar algunos conciertos..., y tener la suerte de haber sido acogidos en algunos festivales. ¡Hasta ha cambiado nuestra formación! En definitiva, hemos estado intentando encontrarnos a nosotros mismos.

Este disco lo sacáis por crowdfunding. ¿Lo teníais ganado de antemano o ha sido dificultoso?

Sencillamente nos la jugamos. Y esta vez salió bien. La gente nos arropó de una manera espectacular: mil euros en las primeras 24 horas y, en poco más de dos semanas, nuestro Ikigai tenía financiación. Fue brutal ver cómo la cifra crecía. Muy emocionante.

¿Cuál fue el orden? ¿Hacer primero el crowdfunding y luego, a tenor de los resultados, elegir el estudio y al productor? ¿Qué hizo que os fijarais en Raúl de Lara?

Nos fijamos en los trabajos que estaba realizando Raúl, y quedamos un día con él para conocernos y ver si ´saltaban chispas´ entre nosotros. La cosa fue bien, a él le gustaba el proyecto y quería participar con lo nuevo que teníamos entre manos, así que hicimos un presupuesto, y después de hacer las cuentas decidimos lanzar el crowdfunding. Era la única forma de afrontarlo y nos apetecía hacerlo. Correr ese riesgo. No pudimos imaginar que iba a tener tanta aceptación.

¿Buscabais cambiar el sonido? ¿Hacia dónde queríais dirigiros?

En cierta manera buscábamos definir el camino. Se trata de un proyecto joven que va tomando forma; partió de tres mentes pensantes en Deference & Wonder y ha llegado hasta las seis de Ikigai. Tratamos de poner gustos musicales en común, y eso derivó en un cambio en el sonido final. El tiempo pasa, somos menos jóvenes, las cosas cambian, también lo que queremos€ Eso es este disco, un cambio natural, vital.

Habéis hecho un acercamiento hacia la música electrónica. ¿Qué buscabais? ¿Cuáles han sido las principales referencias?

Buscábamos nuevos enfoques para el grupo. Queríamos probarnos en otras atmósferas, ser más rigurosos en la temática de las letras también. Como principales referencias podemos decir Imagine Dragons, Coldplay, Bon Iver, Alt-J, Pvris, Lewis del Mar€ Hay muchos más, porque al fin y al cabo esto es el resultado de escuchar muchas cosas, pero esos han sido los faros más altos del camino. Queríamos mezclar lo acústico y lo orgánico con lo electrónico, y, por qué no, meter guitarrazos, que también nos apetecía mucho.

¿Satisfechos con el resultado? ¿Es el disco que queríais hacer?

¡Qué bonito es poder decir que sí, que nos encanta nuestro disco! Esto [Ikigai] es lo que queríamos. No podría haber sido de esta manera sin Raúl de Lara y Antonio Navarro. Teníamos claro que queríamos probar otro camino distinto al sonido acústico y folk con el que empezamos. Hemos hecho cinco canciones porque queríamos que fuese un paso con cautela, definir un poco hacia dónde ir con esta experimentación, y la verdad es que el resultado nos ha gustado mucho. Aunque, como decimos, somos jóvenes. Sólo es un paso más en el camino. En el futuro haremos lo que nos salga de dentro, igual que hemos hecho con Ikigai.

Raúl de Lara también es conocido por su habilidad para diseñar la puesta en escena de un grupo. ¿También lo habéis trabajado?

Estuvimos tanteándolo todo este tiempo, y nos hubiera encantado hacerlo con él, tanto por su conocimiento y profesionalidad como por afinidad personal, pero, por problemas de fechas, todo se retrasó, y él es un hombre muy ocupado. Al final elegimos como nuestro productor de directo a Antonio Navarro, y no podríamos estar más satisfechos. Han sido varios meses trabajando y el otro día hicimos la prueba de fuego, pre-concierto en sala, y todos acabamos emocionadísimos e impacientes de que la gente lo vea por primera vez. Potencia y suavidad. Estamos deseando mostrároslo.

¿Y de dónde viene el nombre del EP, Ikigai? ¿Tiene algo de zen?

Buscábamos un término que definiera de alguna manera la temática de las letras. Las canciones de este disco tratan sobre la indiferencia de la vida, un recorrido psicológico por diversas situaciones importantes desde el punto de vista emocional. Buscando ese término nos encontramos con 'ikigai', palabra japonesa que viene a significar algo como 'la razón en la vida de una persona'.

¿Los ´Indios de la frontera´, a los que os referíais en el primer disco, se han hecho más sofisticados?

Más mayores. Somos jóvenes y vamos desarrollando nuestros gustos y pensamientos; eso se tiene que reflejar en la música también. Supongo que se han hecho más conscientes de sí mismos y de lo que quieren conseguir.

Hay un aire de nostalgia y melancolía en vuestras canciones...

Es un reflejo de nosotros mismos. Necesitamos alguna vía de escape para echar fuera todo lo que tenemos dentro, pensamientos y sentimientos clavados que a veces reflotan, y fantasmas que necesitamos dejar salir de alguna manera. Si no fuese así, acabaríamos locos. Esa es la magia del arte. Es un reflejo de la realidad, un reducto deformado de realidad, un lugar donde refugiarse.

¿Se podría hablar de Ayoho como unos 'chicos trascendentales'?

Podría decirse que sí. A veces, de puertas para afuera, se nos puede ver como a unos niños a los que todavía les queda mucho por aprender y que siguen teniendo tonterías de adolescentes, pero dentro de nosotros hay cosas trascendentales que necesitamos contar. Vivimos intensamente y tenemos cosas que decir; por eso hacemos canciones.

¿Qué ha sido lo más emocionante que os ha pasado de momento? ¿Y la peor experiencia?

Supongo que lo más emocionante..., cosas como ir a tocar a Madrid y llenar la sala, tocar en la Plaza de Toros, en Razzmatazz, La Riviera, compartir cartel con grupos internacionales o poder conocer a algunos de tus ídolos en festivales y compartir una cerveza con ellos. En cuanto a la peor, te das cuenta del lado oscuro detrás de la música y ves cosas que no te gustan y te desaniman un poco, pero hay que seguir adelante con la cabeza en alto. Los músicos luchan contra muchas cosas. Es un mundo muy difícil. Pero aguantaremos.