Pasear por Cartagena es sencillamente un regalo a la vista. El casco antiguo nos deleita con un repertorio de edificios realmente bellos, fruto de aquella época en la que la minería, a finales del siglo XIX, daba un auge económico a lugares como La Unión y Cartagena. Se podía ver ese auge monetario en la arquitectura, que hizo que, al igual que en el Modernismo catalán, se construyeran en la zona palacetes y casas señoriales de la burguesía de la época.

Es el Palacio Aguirre, junto con un edifico anexo, sede del Museo Regional de Arte Moderno, por lo que podemos en una visita enseñar a nuestros más jóvenes cómo el paso del tiempo ha condicionado la forma en la que se construye o se vive en el interior de los edificios. Las antigüedades y el sabor añejo del palacio se mezclan con la vanguardia que impera en la zona de arte moderno.

Las escaleras con peldaños transparentes en un verde azulado dejan pasar la luz a través de la escalinata, dando sensación de luminosidad, y nos invitan a ir subiendo por las mismas para adentrarnos por las distintas salas del museo. A lo largo del año, y en función de las exposiciones temporales, se orquestan talleres, a la par que hay desde visitas guiadas, hasta gymkanas familiares. En estas fechas contamos con tres exposiciones a destacar, la excelente obra de Lidó Rico (que no deja indiferente a nadie), las esculturas del genial Dalí, y el homenaje a nuestra querida Carmen Conde. Un abanico de ofertas que nos hacen jugar distintas temáticas con los niños.

Recomiendo especialmente la sala de esculturas de Dalí, por la luminosidad natural de la misma, para que los niños cojan sus lápices de colores y libretas y se sienten en el suelo a dibujar al lado de obras tan maravillosas como las del genio catalán. Que se paren delante de la obra de las autoras que al leer a Carmen Conde han pintado, y que los niños pinten lo que sienten al leer esos versos.

Y luego, tranquilamente, que sientan esa energía que nos llega con el escultor Lidó Rico, y que dejen volar los más pequeños toda su creatividad, sin miedo, sin más alas que las de la expresión que nos da la infancia y que, a lo largo de la vida, vamos recortando. Dejemos, pues, que los pequeños pinten y usen sus ceras y lápices en sus blocs de dibujo.

Es muy importante el contacto cultural de los niños en las primeras etapas de la infancia, ya que es cuando están (por así decirlo) cargando su mochila emocional y experiencial para la vida adulta. Por lo que toda apertura cultural que se les proponga a los peques de la casa les servirá para crecer en inquietudes y en conocimiento. Hacemos niños con criterio cuando les proponemos experiencias nuevas en las que ellos son partícipes.

Lo son porque se adentran en estos lugares y conocen a artistas punteros de la Región, a nivel nacional e internacional. Sin hacer un viaje a grandes capitales del arte, pueden hacerlo a pie de calle, porque el museo nos trae exposiciones muy novedosas e importantes, con la cercanía de sentirnos como en casa. Prueba de ello es el personal que trabaja allí, especialistas en Historia del Arte, que amablemente nos explican los autores y obra expuesta, tal y como Ángel o Laura que van con el resto de personal explicando cualquier duda o pregunta sobre cualquier cosa relacionada con el arte.

Tal como nos indica Juan García Sandoval, director del MURAM, lo que se pretende con cada exposición es poder tener talleres relacionados con la obra expuesta, y que abarque tanto a un público infantil, familiar o adulto, como público especializado en Bellas Artes o temáticas afines a las mismas. Pero incide en un aspecto a destacar: la atención a la diversidad y la inclusión de personas con necesidades especiales, que puedan acceder al arte de un modo experiencial a través de los sentidos.

Es un detalle fantástico que se aprecia en el tacto en la atención, en los talleres, en cómo se mima cada detalle para que el producto final no sólo sea arte expuesto, sino una mezcla de experiencias que nos lleven al enriquecimiento personal de cada uno. Mayores y pequeños siempre nos llevamos un grato recuerdo de Cartagena.

Los talleres a los que podemos apuntar a los más peques de la casa y para niños de 6 a 12 años serán los días 2, 3, 4 y 6 de enero de 11.30 a 13.00 horas. Totalmente gratuitos y con grupos de entre 5 y 15 niños. Se ha de reservar en el teléfono 968 501 607, o bien en el mismo centro. En este taller, se podrán conocer tradiciones navideñas y la obra de Lidó Rico, para fomentar valores multiculturales, de respeto, amor, amistad y generosidad, construyendo en el mismo, su propio adorno navideño.

El 7 de enero a las 11.30 habrá una visita sensorial al Palacio de Aguirre, conociendo su interior y la Cartagena modernista de 1900, siendo actividad totalmente inclusiva para todo tipo de público. Tacto, oído e imaginación como elemento conductor.

Si se quiere llegar al museo en coche, lo ideal es buscar aparcamiento por la zona de la muralla cerca de la Universidad, o bien usar el aparcamiento del puerto, que siempre hay sitio. Si se prefiere llegar a Cartagena en tren, llegaremos a un lugar ideal como la estación de ferrocarril con una fachada modernista . Ya nos recibe Cartagena con su estación, dándonos pistas de qué veremos por sus calles. Allí todo es arte, todo es emoción.