Figuras como la de Rosendo, además de necesarias, son dignas de admiración. Su nombre está ligado a la historia del rock español casi desde que éste existe, y desde el principio, el de Carabanchel, primero formando parte de los grupos Ñu y Leño y más tarde en solitario, ha estado ahí. A pesar de los diferentes homenajes que se le han rendido, no se trata de alguien que viva únicamente de su legado; muy al contrario: con cierta periodicidad tenemos noticias suyas en forma de trabajos nuevos. Lo último, De escalde y trinchera, que esta noche presenta en una plaza de entidad como el Auditorio Víctor Villegas de Murcia en la que será su segunda visita a la Región con esta gira, ya que, si publicó su nuevo disco el 16 de junio, ese mismo día arrancaba su gira de presentación encabezando el festival Rock & Raal.

Se trata del decimosexto álbum de su carrera, y el padrino del rock and roll estatal -junto a sus escoltas de lujo, Rafa J. Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería- sigue «tirando de diccionario» en sus canciones. Todo el disco orbita en torno a la degradación sufrida estos últimos años a causa del colosal pufo financiero y todas sus penosas consecuencias para los peor ubicados en la estratificación social. Si hace tres décadas estaba Loco por incordiar, ahora, con sesenta y tres años, Rosendo continúa disparando inquina entre reconocibles guitarrazos.

Y nadie duda del talento y pericia con la que Rosendo maneja la guitarra, pero ya va siendo hora de centrarse también en la evolución que ha tenido su voz. En los últimos tiempos es más que evidente una mejora en este aspecto; sólo hay que recordar, a modo de ejemplo, la espectacular versión que grabó del tema de Javier Krahe Todo es vanidad.

En cuanto a las letras, su manera de contar es francamente inigualable e inimitable. Realiza una mezcla realmente sorprendente de lo cotidiano coloquial con un tono más rebuscado y menos obvio. Es verdad que tienen un ´mensaje´ bastante nítido en su fondo, y que la construcción musical de los temas está basada en la clásica ecuación de bajo, batería y guitarra. Pero resulta llamativa la convergencia de su obra con el devenir de nuestro país. Además se advierte una curiosa tendencia: cuanto más se desbarataba el estado de bienestar, más se evidenciaban las coincidencias nominales de sus discos con la deriva sociopolítica.

Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, Rosendo lleva más de cuarenta años siendo la garganta del rock urbano en nuestro país, y siempre será ´El Jefe´. Poco se le puede criticar al que lleva casi cuarenta años en la brecha, siempre con el sello de la coherencia artística por bandera.