Una madre se despide de su hijo mientras aguardan al padre, que vendrá a buscarlo para emprender un largo viaje. Aunque, de alguna manera, el hijo ya se fue hace tiempo: se encerró en sí mismo, en una cápsula de hermetismo. El padre ha de llevarlo a un hospital y dejarlo internado para que se cure de su trastorno mental.

En He nacido para verte sonreír, Santiago Loza, uno de los dramaturgos más populares en Argentina, indaga en el dolor de la madre, representada por una Isabel Ordaz (popular por sus papeles en Aquí no hay quien viva y La que se avecina) que demuestra sus dotes para el melodrama -aunque a veces se asome su inigualable vis cómica-. La obra llega mañana al Teatro Victoria de Blanca.

La obra se estrenó en marzo. ¿Cómo ha sido su recorrido hasta ahora?

Estupendo. Estuvimos un mes en el Teatro La Abadía y las críticas fueron buenísimas, el teatro siempre lleno... Fue un pequeño acontecimiento cultural. Gustó tanto el texto de Santiago Loza, como la dirección de Pablo Messiez como nuestro trabajo. Y luego hemos estado en Buenos Aires, Montevideo... Estamos encantados. Creo que es una hermosa propuesta y está gustando mucho.

¿Qué es lo que más le atrae de esta obra, que sea más un monólogo que un diálogo, pese a tener dos actores en escena?

Sería un soliloquio, porque la presencia del hijo es permanente, pero sólo habla la madre. Durante la hora y media en la que la madre y el hijo esperan al padre, la madre hace una aventura íntima, personal, emocional, a lo largo de sus emociones, va intentando apaciguar sus culpas y el dolor que le atenaza por la pérdida del hijo.

Pero tiene momentos de ironía. ¿Sería imposible si no los tuviera resistir ese melodrama?

No. El texto tiene una voluntad poética que es lo que le da cierta altura. Pero, al mismo tiempo, ella recuerda su pasado, la infancia de su hijo, el pasado de la pareja...

¿Míriam es una mujer normal en una situación excepcional?

Para mí, todos los personajes dramáticos tienen algo de excepcionales, si no no serían personajes dramáticos. Se dibuja como un personaje cotidiano, en un ámbito doméstico, pero con muchos punto simbólicos.

¿Tiene algo de Cinco horas con Mario

Podría tener alguna similitud, pero Míriam no le habla a un cadáver sino a un personaje vivo que no le contesta. Y siempre hay diferencias entre las relaciones filiales y de pareja.

Usted ha encarnado un personaje televisivo muy humorístico, casi caricaturesco. ¿Cuando elige para el teatro un personaje tan dramático es por una cierta necesidad?

Tengo facilidad para la comedia, pero me gusta tocar todas las teclas. Y la comedia es un genero con muchas particularidades y subgéneros. Una actriz tiene que hacer de todo y en el teatro te desarrollas artísticamente mucho más.

Es la persona idónea para confirmar eso de que es más difícil hacer reír que hacer llorar...

Hacer reír es muy difícil y la comedia es dificilísima. Pero no me atrevería a decir si una cosa es más fácil que la otra. Depende. Si tienes un buen material como el de He nacido para verte sonreír y todo acompaña, se llega a esa catarsis emocional en el que acaban todos llorando.

Ha estado en Argentina, que es de dónde viene la obra y dónde se interpretó primero con actores argentinos ¿Algún recelo?

El público argentino y uruguayo es muy entendido, y aman el teatro y a sus autores. Y eso lo teníamos ganado. No se ha establecido ningún agravio comparativo.

¿Mejor público que el español?

Es más amoroso. El español es quizá más seco. Aquí en los últimos años se está conquistando esa pasión, se hace más labor en las redes sociales y se está creando cierta masa crítica.

¿Su popularidad en televisión le ayuda en el teatro o le perjudica?

No lo sé. Yo he tenido una carrera paralela en el teatro, más allá de mi popularidad en la televisión. Puede ser que algunos quieran verme en el mismo personaje que en la tele, pero se les olvida al verme tan convencida con el personaje de Míriam.