La vida se ve diferente sobre una bicicleta o sobre unos patines, sobre todo si te mueves en ese espacio infinito llamado infancia. Igual que vuela la imaginación de los más pequeños con todo lo que sucede a su alrededor, las ruedas de bicicleta o de patín son unas aliadas perfectas para sus cuerpos inquietos y en constante movimiento. Por eso, hoy damos rienda suelta a ir en bici y en patines por la ciudad de Murcia.

No es fácil compaginar elementos con ruedas para niños, ciudad y espacios sin peligro alguno para las velocidades que suelen coger cuando se enfrascan en sus bicis o patines, así que vamos a ver espacios amplios en los que el peligro sólo sea por caídas inesperadas y no por otros elementos externos como la cercanía de coches.

El Barrio del Carmen de Murcia cuenta con tres zonas especialmente idóneas para este tipo de salidas. El Cuartel de Artillería dispone de una gran explanada que conecta espacios comunes. Una zona amplia en la que se encuentran El Conservatorio de Música, una biblioteca, el acuario de la Universidad de Murcia, y salas de exposiciones, y donde tampoco puede faltar una buena zona de juego en la que los eucaliptos dan buena sombra y tamizan la luz directa del sol.

En esta zona es muy valorable y apreciable la abundancia de bancos, ya que los padres y madres que vamos siempre detrás corriendo tenemos un respiro para sentarnos y ver cómo corren y disfrutan, al tiempo que podemos dejar chaquetones, mochilas y todo aquello que terminamos siempre llevando encima.

La cercanía con el cauce del río Segura permite disfrutar de una zona en la que la ciudad se funde con la huerta ya que el río, al paso por esta zona, nos deleita con una serie de cañas y de vegetación en la que la mayor parte de las veces podemos ver a los patos de un lado a otro. Sonidos de la naturaleza que quedan amortiguados por la lejanía del sonido del tráfico, siendo el cauce del río, y del agua a su paso por la ciudad, una melodía reconfortante.

Podemos enlazar esta explanada por la parte trasera del Conservatorio de Música con la zona del Museo de la Ciencia, otra explanada en la que las bicicletas y los patines hacen su ruta como una continuidad sin peligro alguno para los más pequeños.

De allí podemos o bien ir al Jardín de Floridablanca o ir por el Paseo del Malecón. El Jardín de Floridablanca permite estar en una zona ajardinada y totalmente vallada en la que los niños pueden moverse sin peligro alguno. Hay zonas en la ciudad, que invitarían a ello, la misma Plaza de la Catedral se presta a bordearla patinando, pero la afluencia de peatones quizás no invite a ir en bicicleta.

Saliéndonos de la ciudad, podemos tener espacios abiertos y totalmente idóneos para las ruedas, como pueden ser las afueras de los Auditorios como el de La Alberca y el de Algezares. No sólo son lugares para ir al teatro o a las representaciones que se realicen, son además para disfrutar de sus espacios externos, y buena prueba de ellos son las plazas que tienen a sus puertas.

Hay un lugar, que no quiero olvidar y es el entorno del Campus de Espinardo. Todo el Campus está bordeado por un paseo ideal para ir en bicicleta o en patines, o simplemente caminando.

Toda una serie de grandes edificios, correspondientes a las facultades que allí están, van guiando el paso a los caminantes que por ese lugar transitan. Es un espacio no frecuentado por demasiada gente fuera de los horarios propiamente lectivos, pero sí está disponible para todo el que por allí quiera pasar. Para quien desee desplazarse, y le resulte incómodo ir con las bicicletas en el coche, puede usar el Tranvía y viajar con ellas hasta llegar al Campus.

Un inmenso espacio lleno de vegetación de todo tipo, de zonas verdes, incluso de bancos con sus mesas de madera entre zonas de pinadas para todo el que desee merendar o sentarse a leer la prensa.

Es hora de recordar que el deporte y la infancia van de la mano, y que las bicicletas no sólo son para el verano. Tienes una ciudad que descubrir y, sobre todo, niños con los que ir.