Fernando Tejero regresa a Murcia con lo que más le gusta hacer del mundo: teatro. Y lo hace con La cantante calva, de Eugène Ionesco, que se representará mañana en el Teatro Romea de Murcia.

¿Quién es Fernando Tejero en ´La Cantante Calva´?

Soy el señor Martín que llega con su señora a casa de los Smith, el matrimonio dueño de la estancia donde se desarrolla la función. En La cantante calva no hay personajes, son personas que pasan por diferentes estados; seres sobreviviendo y con una falta de comunicación brutal. Cualquiera que conozca un poco el teatro del absurdo sabe lo que es; cada uno se hace su propio viaje con la función. Mi reflexión sobre lo que quería contar Ionesco es que él denunciaba la sociedad inglesa de aquella época, a la clase alta. Él se preguntaba el porqué de la existencia, a dónde vamos, y el porqué de todo esto, para qué se sufre, para qué se lucha€ Ionesco hizo ese lenguaje absurdo y lo pregonaba para que le hicieran caso de alguna manera. Y caso le hicieron, pues esta función es una de las más representadas en el mundo del teatro.

¿Qué tiene esta obra para que nunca pase de moda?

Esta función la escribe Ionesco en los años 50 y yo creo que hoy tiene más vigencia. Como digo, habla de la falta de comunicación, pero la de mirarse a los ojos, de tocarse, de sentirse y de emocionarse. La comunicación de hoy la tenemos con los móviles y eso hace alejarse del ser humano. Con La cantante calva te ríes, pero el final tiene un descoloque brutal. Si lo que se cuenta en esta obra no se contase desde la comedia absurda, sería un drama y sería terrible.

¿Cómo es la versión que Luis Luque hace de esta pieza?

La adaptación es muy fiel a la original. Ha hecho una cosa muy bonita porque es como una caja de bombones, hay una escenografía preciosa. Todo acaba como en una locura comunitaria terrible y yo creo que lo bueno que tiene la versión que ha hecho Luis es que no deja a nadie indiferente, cada uno se hace su propio viaje. Está muy bien dirigida. Hay muy buenos trabajos actorales; la escenografía y el vestuario son súper acertados.

Comparte escenario con Adriana Ozores, Javier Pereira, Helena Lanza, Carmen Ruiz y Joaquín Climent. ¿Qué tal la experiencia?

Llevo años sin parar de hacer teatro y no voy a parar porque es lo que más me gusta del mundo. Hace mucho tiempo que decidí trabajar con gente que me apeteciese mucho y con la que fuera a aprender. Y si ellos van a aprender de mí, pues mucho mejor. Estamos felices porque hemos hecho un grupo maravilloso. Nos entendemos todos fenomenal, tanto dentro como fuera del escenario.

¿Qué hay de ese absurdo de Ionesco en la sociedad actual?

Todo lo que se enfoca en esa función, lo que Ionesco cuenta, y cómo lo ha dirigido Luis es una crítica a la sociedad actual. Sigue teniendo una vigencia brutal, como he dicho antes. Lo que está pasando actualmente es para echarse las manos a la cabeza. Que se peleen todos los habitantes de un mismo país es absurdo, no hay comunicación. Este mundo es mucho más absurdo que la función de Ionesco. Nosotros queremos hacerle llegar a la gente que viene a vernos lo que este hombre nos viene a contar, que queremos comunicarnos y la sociedad actual no.

Lleva muchos años haciendo reír a la gente con papeles como el de Fermín Trujillo, en La que se avecina. ¿Le apetece hacer llorar a la gente?

Sí. Ya he hecho cosas dramáticas pero se han visto menos. El teatro no llega donde llegan la tele y el cine a nivel mediático. Después de hacer Cinco metros cuadrados me planteé hacer drama y contar cosas más comprometidas. De hecho, el último cine que me han ofrecido de comedia he dicho que no. Me he plantado y hasta que no llegue una cosa de cine que me apetezca mucho seguiré haciendo tele y teatro.

¿Le gustaría rodar en Murcia?

Sí, ojalá. Me encantaría. Las dos películas que me han ofrecido que me interesan están luchando por el dinero, como es el caso de la de Joaquín [refiriéndose al director murciano Joaquín Carmona Hidalgo]. Ojalá que salga. Yo creo que sí, que luchando todos, saldremos adelante. Será mi vuelta al cine. Ahora voy a hacer un cortometraje sobre los refugiados con un personaje precioso, un músico callejero. Empiezo a rodarlo a final de mes. Estoy en un momento de mi vida que quiero hacer cosas que me motiven. Hacer reír está muy bien y me da dinero para producir teatro. Ojalá me diera también para cine. Yo confío mucho; a mí nunca me ha faltado el trabajo y creo que van a salir proyectos bonitos, uno de ellos va a ser esta película que vamos a hacer en Murcia, El último kilómetro. Estoy convencido de que yo ya tengo una silueta marcada en esta profesión y que el trabajo no va a faltar€ Y si me falta, me lo invento.