El inicio de curso está a la vuelta de la esquina y esto conlleva cambios y nuevas situaciones. El ´coaching emocional´ es una práctica que cada vez más profesionales desempeñan con el objetivo de que los pequeños aprendan a gestionar las emociones que provocan estos cambios, a la vez que adquieren técnicas para organizar su tiempo y hacer crecer su rendimiento.

Aina Gosálbez se graduó en Magisterio Infantil, ha asistido a importantes conferencias sobre coaching emocional para niños y ha hecho un curso de Experto en Inteligencia Emocional en la Escuela de Inteligencia. Ahora se encuentra experimentando en este campo y ha creado ´Emocoach´, una iniciativa con el objetivo de trabajar las emociones e incentivar el crecimiento personal de los pequeños.

P ¿Qué es esto del coaching emocional enfocado a la educación?

R Esto se basa en utilizar la inteligencia emocional como herramienta para que, desde pequeños, los niños desarrollen habilidades y recursos que de mayores les serán exigidos. En el colegio lo que se les enseña son conocimientos, pero no a educar las emociones, y estas están presentes en todos desde el momento en el que nacemos. Lo primero es hacerles conocer sus emociones para que puedan gestionarlas y, que de esta forma, obtengan unos buenos resultados. Cuando estas se desconocen, el niño no sabe con certeza si está actuando bien o mal. Ellos han de ver que si tienen una mala conducta, obtendrán resultados negativos, ya que si no tienen esa información van en piloto automático, sin rumbo.

P ¿El coaching va enfocado en igual medida para los padres?

R La familia es una pieza clave en un triángulo que también integran los docentes y el propio niño. Si cae uno de estos tres componentes, el resultado no podrá ser el mismo. La familia ha de ir apoyando al pequeño, ya que, por ejemplo, si aquí trabajamos el tema de la empatía y en casa no se hace, para ellos resulta algo incongruente. En esta fase de conocimiento y aprendizaje han de ir todos a una. Eso también significa que la familia debe desaprender, pues tienen unos patrones establecidos de lo que les han inculcado previamente y han de aprender cosas nuevas con el objetivo de enseñárselas correctamente a los niños.

P ¿Qué herramientas le puedes aportar a los pequeños para gestionar sus emociones?

R Aprender a gestionarlas no es difícil, pero hay que entrenar todos los días; es como quien corre una carrera. Las herramientas van en función de cada caso pero lo primero que hay que hacer es una toma de conciencia. Una herramienta que yo utilizo es que ellos hagan una ´caja de la aceptación´, mediante la papiroflexia. Esta se utiliza para gestionar el asco, que es una sensación que quiere decir que están atentando contra nuestros valores y si una persona hace algo que no nos gusta, esto nos provoca un rechazo que puede hacer que ya no queramos saber nada de ella. Hay que aprender a disociar el comportamiento puntual que ha tenido una persona de lo que ella es en realidad. La caja de la aceptación es un recurso que dividimos en dos y diseñamos de una forma que permita a los pequeños comprender, mediante un método visual, que hay que separar estas dos nociones y no dejar que una sensación domine sus emociones.