Pocos artistas ha dado nuestro país como Joaquín Sorolla. Referente del impresionismo español, el valenciano es además uno de los artistas más prolíficos de su tiempo con más de 2.200 obras catalogadas. Obras como La pesca del atún, Marina o Paseo por la playa son algunas de las pinturas más destacadas bajo su firma y, en los últimos meses, su nombre ha vuelvo a salir a la palestra por culpa de las casas de subastas. Llegada de las barcas se vendió a comienzos del verano por 496.000 euros en Londres y, pocas semanas antes, a principios de junio, sus Muchachas griegas alcanzaron durante una puja en la capital británica los 795.000 euros; cifras muy lejanas a los 5,3 millones que costó La hora del baño (récord de venta para el valenciano), los 3,2 de Niños en la playa, los 3,6 de Buscando mariscos. Playa de Valencia o las Barcas varadas, que superó el millón de euros en 2012. Precios que, lejos de reducir a simples cifras la mano del artista sobre el lienzo, evidencian la alta consideración que Sorolla recibe, no solo en España, sino en el mundo entero.

Sin embargo, en una producción tan ingente como la de Sorolla, existen infinidad de obras con la firma del valenciano que han quedado sepultadas por el brillo mediático de los cuadros mejor tasados por los especialistas; y es precisamente esa vertiente quizá más desconocida del artista la que tendrá cabida en Sorolla. Tierra adentro, una colección de medio centenar de obras que podrá visitarse próximamente en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam). Así lo confirmó ayer el consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, Javier Celdrán, quien adelantó algunas de las exposiciones más destacadas para el próximo otoño previstas para los museos regionales.

El mismo nombre de la muestra da una pista sobre lo que se podrán encontrar aquellos que visiten el Mubam. Y es que Sorolla. Tierra adentro no muestra sus reconocidísimos y luminosos cuadros del litoral levantino, sino un viaje por España para plasmar en lienzos sus paisajes y sus monumentos; un viaje en el que las nuevas técnicas y experimentación en torno a la pintura al aire libre gozan de gran protagonismo.

En esta exposición podrán contemplarse, por ejemplo, cuadros de la Albufera de Valencia, la Alhambra de Granada y Sierra Nevada, la meseta castellana y la catedral de Toledo, y estará dividida en cuatro partes. La muestra comienza con 'Mitología regionalista y naturaleza. La Valencia de Sorolla', que no habla de su litoral sino de su paisaje rural, de sus limoneros y naranjos, de su Albufera, de sus huertas y alquerías, de sus barracas, entroncando con la literatura realista de Blasco Ibañez y con una carga antropológica muy importante.

En la segunda parte de la muestra, que recibe como título 'Sorolla en verde y gris', se reúnen obras que hizo en los montes de Asturias y País Vasco, donde combinó su fascinación por los valles verdes con su aversión al clima invernal del norte, donde sin embargo pasó muchos veranos.

Pero es en 'La invención de Castilla como emblema nacional' donde mejor se aprecia este afán de dar una nueva imagen de España a través del arte. Impresionado por paisajes naturales como la hoz del Tajo, pero también por monumentos como la muralla de Ávila, Sorolla les dedicó varios cuadros, en los que no hay personas porque naturaleza y patrimonio histórico son los protagonistas. El pintor valenciano recorrió en múltiples viajes la región a la que toda una generación de escritores y artistas dirigió un mirada e identificó, en su sobriedad paisajística y su monumentalidad patrimonial, como la imagen de la nueva España.

También viajó y pintó a Andalucía, la 'España blanca', con una versión moderna alejada de la invención romántica y el orientalismo fantástico que le imprimieron anteriormente otros artistas. Esta será la última parte de la muestra en el Mubam.