¿Qué es para usted una buena novela negra?

En realidad, una buena novela negra debería contener los mismos ingredientes que cualquier otra buena novela. Es decir, personajes bien construidos y desarrollados, una trama interesante y un estilo propio del autor. Quizá en la novela negra el lector espera más sorpresas, un ritmo más sostenido y algunos giros de trama, pero lo básico de la buena literatura es siempre lo mismo, sea esta del color que sea.

¿Cuáles serían sus personajes y autores negros favoritos?

Hay personajes a los que uno les tiene cariño, a pesar de que no sean los mejores, como podrían ser Hércules Poirot, ese detective imposible, o Kinsey Millhone (de Sue Grafton). Pero, entre los que me gustan de verdad están Tom Ripley, y su autora, Patricia Highsmith, o los chicos de Mystic River, de Dennis Lehane. Y, por supuesto, Philip Marlowe: un clásico muchas veces imitado.

¿Se ha sentido atraído por este género desde siempre?

Sí. Aunque a lo largo de mi vida he leído mucho, debo admitir que el negro siempre me atrajo, desde muy joven. Recuerdo que compraba cada semana un ejemplar del Club del Misterio, cuyos números aún tengo encuadernados, y ahí descubrí a James M. Cain, a Hadley Chase, a Himes, y a otros muchos.

¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

Las expansiones siempre son buenas. Es verdad que el éxito de un género atrae a autores que creen que construir una novela negra, o un thriller, es tarea fácil. Supongo que luego se dan cuenta de que no lo es tanto? Pero, en líneas generales, si miramos a nuestro alrededor, el éxito del noir no es un fenómeno exclusivamente español, aunque aquí sea más reciente: el polar francés, el krimi alemán o el crime anglosajón han tenido siempre estantes propios en las librerías. Aquí tenía que suceder también algún día, por pura lógica.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Me lleva hasta Cartagena una invitación que tuvo lugar el año pasado en Granada, aunque en la ciudad ya había estado en una ocasión -profesionalmente hablando- con los clubes de lectura de las Bibliotecas. Además, mi familia materna era de allí, de un pueblecito llamado Alumbres. En cuanto a lo que espero, pues llevarme un buen rato, saludar a otros autores amigos, poner cara a algunos lectores y lectoras, y charlar de literatura negra, que es uno de mis temas favoritos.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

No creo en los asesinatos muy sofisticados, aunque algunos resultan muy divertidos (en el sentido más oscuro de la palabra 'divertido'). Mis personajes no son asesinos profesionales, ni psicópatas en líneas generales, así que matan con lo que tienen más a mano. El envenenamiento lento es algo que me fascina, sobre todo porque requiere muy poca violencia pero, a cambio, hay que sostenerlo durante mucho tiempo, pero nunca lo he usado en una novela.

Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Yo no quitaría de en medio a nadie. Por suerte nuestra justicia ya se ocupa de alejar a los elementos peligrosos sin aplicar sentencias de muerte.

Una pregunta casi obligada, ¿qué tienen Cataluña y Barcelona que las hace tan atractivas como escenarios negros?

Es difícil contestar esta pregunta porque en realidad no tienen nada que no tengan otras ciudades, pero es verdad que Barcelona ha resultado un buen escenario para todo tipo de novelas, desde las negras de Vázquez Montalbán hasta las históricas, como La catedral del mar, pasando por las obras de Zafón. Quizá en su momento la industrialización de Cataluña ayudó, ya que el género negro es eminentemente urbano, y Barcelona es un espacio con muchos contrastes (el puerto, la playa, el ensanche, barrios como Gracia o Sants, que conservan de algún modo su personalidad dentro de la ciudad), pero en realidad lo mismo podría decirse de Madrid y, por la razón que sea, el género ha proliferado menos allí.

¿Clásico policial o intriga gótica? Con cuál de los dos se queda y por qué.

Me quedo con ambos, obviamente. La trilogía de Héctor Salgado es un policial al estilo clásico, y Los ángeles de hielo tiende más a la intriga gótica. Creo que el negro, como género, es algo más que el thriller o el policial típico, donde toda la acción se articula en torno al esclarecimiento de un crimen, y mi intención es ir explorando distintos terrenos con la complicidad de mis lectores, espero.

¿Qué tiene Héctor Salgado que le hace tan especial como para protagonizar una trilogía?

La verdad es que no es un personaje fácil, ni que caiga bien a todo el mundo, pero los lectores que lo han seguido han terminado cobrándole mucho cariño. Yo tampoco se lo pongo fácil al pobre. Tiene que compartir el protagonismo con personajes tan fuertes como Leire Castro, y sus novelas son muy corales, a diferencia de otras obras con detective protagonista como las de Donna Leon o Camilleri. Pero algo debe tener Héctor porque los lectores lo echan de menos, y yo también.

¿Cuál será su próximo proyecto literario?

El próximo es el que estoy escribiendo ahora, y me cuesta mucho hablar de lo que estoy haciendo. Sólo puedo decir que me muevo dentro de la intriga psicológica y que la acción vuelve a transcurrir en la actualidad, a diferencia de mi última novela.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Los lectores saben bien lo que quieren y no necesitan consejos, pero yo les diría que busquen cosas distintas, que se arriesguen a leer obras negras que no siguen los esquemas clásicos (asesinato/detective/misterio/solución) y, por pedir, que exijan más calidad en la escritura. Se están vendiendo muy bien novelas con un estilo francamente pobre, y eso sí que me preocupa. La literatura negra no tiene por qué hacer piruetas estilísticas, y entiendo que los lectores aprecian más una buena trama que los atrape que un párrafo brillante, pero aun así debería mantenerse una calidad de prosa que, en algunas ocasiones, brilla por su ausencia en obras de gran éxito de ventas.