¿Qué es para usted una buena novela negra?

Una buena novela negra es aquella que contiene una historia que me desgarre, cuyos personajes, por distintos que sean de mí, logren hacerme creer que hablan de mí.

¿Cuáles serían sus personajes y autores negros favoritos?

El Inspector Méndez del maestro González Ledesma es mi personaje favorito. En la actualidad añado a Harry Hole, de Jo Nesbo, y me resulta simpático Rocco Schiavone, de Antonio Manzini. Como autores negros, además de los ya citados, añado obviamente a Vázquez Montalbán, Camilleri, Frank Thilliez, Olivier Norek, Jean Claude Izzo y muchos compañeros españoles que a fin de evitar el olvido de alguno prefiero no mencionarlos.

¿Se ha sentido atraído por este género desde siempre?

Como lector sí. Inauguré mi pasión por el género al leer Los mares del sur, del maestro Vázquez Montalbán, hace más de 25 años. Como escritor no me atreví a adentrarme en el género hasta haber publicado tres novelas y un ensayo previo.

¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

Toda expansión literaria me parece una gran noticia, sea del género que sea. Otra cosa es que se publique a granel, sin un 'control de calidad'. Ese ya es otro cantar.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Ya me sedujo el cartel de autores del pasado año. Hay festivales que a uno como autor le atraen y este es uno de ellos. El respeto con el que se trata al género y los nombres de los organizadores son ese sello de calidad al que aludía antes.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

En No nos dejan ser niños (Ediciones B), mataba estrangulando y fingiendo posteriores suicidios. En La mirada de Chapman (Ediciones B) fui algo más escabroso y el asesino, por motivos que no puedo desvelar, dormía a sus víctimas, las desangraba y terminaba sacándoles literalmente los ojos. En mi última novela, Tres minutos de color, no hay ningún psicópata, pero sí un amplio menú de muertes. Os invito a leerla.

Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Hay un presidente de ojos rasgados, vecino del país que fabrica las TV Samsung, y otro corpulento, millonario y que dirige la primera potencia mundial, a los que se me ocurre dejarlos atados a ese iceberg que acaba de partirse en dos y que tiene el tamaño de toda Cantabria. Sería irónico y a la vez gratificante que el 'inexistente' cambio climático terminara con ellos. ¿El motivo? El mundo no los echaría de menos.

¿Es consciente de que Tres minutos de color

Sinceramente, no lo sé. Pero desde luego mi intención era esa, dar un golpe sobre la mesa reivindicando la idea de que no todo está escrito.

¿Qué tiene Barcelona para que sea tan atractiva como escenario negro?

Tal vez se trate de que sea una ciudad que ya forma parte del imaginario colectivo de las novelas negras anteriores que han calado en nosotros. Además, soy de los que cree que una ciudad con puerto, repleta de barrios variopintos con mucha identidad, constituye un escenario idóneo. Y es mi ciudad, y me gusta escribir sobre lo que conozco.

¿Cómo podríamos definir a su personaje protagonista, Coque Brox?

Es un tipo estrangulado por los acontecimientos. Que sea acromatópsico (ver la vida en blanco y negro) dice mucho de cómo percibe el mundo: con nostalgia e impotencia, una mezcla peligrosa con la que soportar el peso de los días.

¿Es el sufrimiento un buen motor para sustentar un argumento negro?

La vida es alegría y sufrimiento. La dosis de cada una de ellas varía mucho en cada uno de nosotros. Nadie tiene el secreto de esa receta que a menudo ni siquiera depende de nosotros. Sin duda el dolor es uno de los pilares en los que sustentar cualquier trama negra.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Siempre he creído que un escritor y un lector de novela negra tienen en común la decepción con el mundo que le rodea. Una decepción que se transforma en indignación, posteriormente en rebeldía y en ocasiones en opinión. En algunos casos incluso hasta en acción. A un lector del género le pediría que nunca cambie eso.