La escritora natural de Almansa (Albacete), Alicia Giménez Bartlett, autora de la saga de Petra Delicado, cree que el buen momento de la novela negra en España se explica por motivos como ser «crítica» y «retratar» la realidad, y por incluir a la «gente sencilla, de la calle», como los taxistas o los camareros, en una ambientación «normalmente ciudadana o rural» porque refleja «a gente de la calle» y porque pasa la realidad «por un filtro con lanzas». Para la novelista, estos atenuantes serían los causantes de que esta novela se lea más que la convencional.

Giménez Bartlett tiene como seña de identidad la famosa saga de la inspectora Petra Delicado, y ganó el premio Nadal en 2011 con la novela Donde nadie te encuentre. Sin embargo, estos trabajos y logros preceden a la obra que hoy nos acontece, la cual se presenta a sí misma con el aval -en su propia portada- de ser la ganadora del premio Planeta en 2015, Hombres desnudos; una novela tan provocadora como necesaria. La trama transcurre sobre el presente que estamos viviendo, donde hombres treintañeros pierden su trabajo y pueden acabar haciendo estriptis en un club; y donde cada vez más mujeres priman su carrera profesional sobre cualquier compromiso sentimental o familiar. En esta historia, esos hombres y esas mujeres entran en contacto y en colisión, y lo harán con unas consecuencias imprevisibles. Nadie puede imaginar hasta qué punto los tiempos convulsos son capaces de convertir a una persona en quien ni siquiera imagina que podría llegar a ser.

La autora compareció recientemente en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander para hablar del panorama de su género , la novela negra. En tal escenario, consideró que en la novela convencional «parece que todo el que hablaba de su portera o de un amiguete jubilado era una especie de garbancero» y «todo el mundo se ha dedicado a una novela introspectiva», afirmó.

La autora, ganadora del Premio Nadal y del Planeta, piensa que ha empezado a disiparse «la leyenda» de que la novela negra se trata de un género «de kiosko» y ha defendido la calidad de la española, que, a su juicio, puede compararse con las mejores, como las nórdicas. Afimó, igualmente, que en los últimos años el género negro «ha tomado un ímpetu enorme» al que España «se ha unido» cuando en nuestro país, ha recordado, había «muy poca tradición y muy poca gente que la cultivara».

No obstante, incidió en que este tipo de obra «tiene convenciones y reglas que constriñen al lector», por lo que aunque no cree que sea «una novela menor», sí ha dicho que, «evidentemente, nunca será El Quijote».

Preguntada por las diferencias en el número de lectores de la novela negra, comparada con los de otros géneros narrativos, de la poesía y del teatro, consideró que «a lo mejor la novela europea o española que no es negra está siendo mediocre». «Podría ser mediocre, no lo sé», dijo, al tiempo que defendió que la novela negra mediterránea de países como España, Francia o Italia «es tan potente como la nórdica».

Precisamente sobre este género negro en los países nórdicos, Giménez Bartlett hizo hincapié en que «ha llegado a su máximo tope» y que, en su opinión, «hemos leído novelas abominables, malísimas», cuando se ha creído que «deberían tener calidad» por el hecho de su procedencia. «Y no es así», concluyó la escritora.