Qué disgusto nos llevamos algunos cuando nos enteramos de que los higos de pala no eran naturales de aquí. Vinieron de México, con la pitera y el tomate, la patata y tantas otras cosas. Porque nos parecía que entrar en los yermos lorquinos o del Campo de Cartagena era ser saludados por ellos, tan de aquí como nosotros. En Italia los llaman fichi d´indi (Higos de Indias), porque los españoles les dijeron que venían de las Indias. Aquí, llamamos La Indias a la América entera hasta Napoleón. Floridablanca era Presidente de la Junta Central Suprema de España y las Indias. Luego, se impuso la terminología anglosajona: América. El pueblo aceptó que eran higos; lo cual no acabo de entender. Y los apellidó chumbos. Aunque primero fue chumbera. Luego, claro está, la analogía popular los llamó higos de pala, más natural. No hay más que verlos. Lo de chumbos, la palabra, no hay dios que demuestre de donde viene. De chumbo (plomo) en portugués, pesado; higo pesado (¿). O del árabe chubara; esto es, cactus. Y que sería esta palabra, ya castellanizada en chumbera, con la que los españoles bautizarían al cactus palero en donde nacen. Por cierto, ¿los han salvado ya de la cochinilla?