El cante por cartageneras, creado por Conchita la Peñaranda, a todas luces es un estilo propio de la ciudad de Cartagena. No habrá que citar al hijo del Rojo el Alpargatero para dar fe de ello, y, por supuesto, tampoco será necesario recordar a don Antonio Piñana para corroborarlo. De todos modos, al margen de otras referencias, quizás el testimonio más ajustado a la veracidad sea el de Fernando el de Triana quién, en su libro Arte y Artistas Flamencos (publicado en 1935), refiriéndose a Conchita la Peñaranda, dice: «Allá por el 84 se presentó en el primitivo café del Burrero una cantadora apodada La Cartagenera, que triunfó a toda ley cuando costaba mucho trabajo triunfar: y más con un cante que no parecía andaluz». Por su puesto que no seremos nosotros quienes le llevemos la contraria a don Fernando, y menos quitarle la razón, porque el cante que interpretó Conchita la Peñaranda, primero en Cartagena en 1883, y más tarde en Sevilla en 1884, precisamente no es un cante andaluz sino el cante representativo de Cartagena.

Al socaire de este novedoso estilo, en 1964 el Ayuntamiento de Cartagena, a instancias de Antonio Piñana Segado e Isidoro Valverde Álvarez (concejal de Festejos), puso en marcha el Concurso Nacional de Cartageneras, celebrándose ese año y el siguiente; aunque, sin razón (y alguien, en su día, tendría que haberlo explicarlo), quedó en el más absoluto de los olvidos durante 29 años. Tras el larguísimo paréntesis, en 1993 reaparece de nuevo, por segunda vez, auspiciado por el Ayuntamiento de Cartagena, celebrándose sólo tres ediciones, pero una vez más, y a pesar de las protestas, para que no desapareciera, desde 1997 el Concurso de Cartageneras duerme desde hace 20 años el ´sueño de los Justos´; y la verdad que ante tal desaguisado hoy alguien, con responsabilidad en el tema, debería explicar por qué, en esta última ocasión, se fulminó una tradición centenaria, mandando al ostracismo el concurso, cuando, precisamente, la ciudad departamental, además del cante por cartageneras, goza de un plantel de estilos (15 en total) surgidos al amparo de su esplendorosa Sierra Minera; y desde antaño (mediados del XIX) viene gozando de una gran afición y un plantel inigualable de artistas.

De todos modos, si hubiera un atisbo de duda sobre la tradición que siempre existió al flamenco en Cartagena, precisamente, en el año 1994, coincidiendo con la IV edición del Concurso, José Sánchez Conesa, actual cronista de Cartagena, en las páginas del libro editado para dicha edición, en referencia a la mencionada tradición, venía a decir que «es propósito de este artículo rememorar la Cartagena flamenca de los años 40 a los 60, etapa de máximo esplendor en lo que va de siglo, por cuanto este arte suponía un auténtico fenómeno de masas y afloraba por cualquier rincón». Sánchez Conesa —cuan futuro cronista— para pergeñar su artículo contactó con don Diego Martínez Marín, un antiguo cantaor cartagenero nacido en 1925, quien, de entrada, le dijo que «de mi madre aprendí la Cartagenera Grande y de mi padre la Malagueña del ´Canario´. De niño conocí trovando en la Taberna del Tío Pedro, en Barrio Peral, al genial trovero de La Palma José María Marín». Sobre los cantaores de la época, don Diego le comentaba a Sánchez Conesa que: «Conocí al Rampa, Antonio el Yesero, Fanegas, Guerrita (estos formaron parte de espectáculos de Pepe Marchena), Tutubío, Lorenzo Vizcaíno, Roque el de las Máquinas, Alfonso Otón, El Mendo, El Cano, Peralta, Perico el Sereno, Paco Pinilla y el joven Piñana». Don Diego le recordaba a Sánchez Conesa que «por los escenarios de la Plaza de Toros y Teatro Circo pasaron Marchena, Pepe Pinto, Niña de los Peines, Tomás Pavón, Vallejo, El Malagueño, Niño de la Huerta, Fosforito y un joven Camarón que actuó en la desaparecida terraza del Copo. Habiéndose dado también espectáculos en cines de barrio, en Los Dolores, Barrio Peral y Teatro Principal». José Sánchez en su artículo escribía que «D. Diego no se perdía espectáculo alguno, cantando en bares y tabernas. Participó en el tercer festival del Cante de las Minas (1963) ganando el premio local en tarantas; y en el segundo concurso de Cartageneras (1965). Compañeros de generación son Morenito de Levante, Miguel Caparrón y La Levantina». Al final del artículo Sánchez Conesa comenta que don Diego «en la actualidad es miembro de la Peña Flamenca y Trovera Antonio Piñana (desaparecida hace 20 años), participante asiduo en un programa de radiofónico de dicha peña y jurado del tercer concurso de Cartageneras». José Sánchez concluye su trabajo diciendo que «cerramos ya este artículo sobre un periodo histórico y una ciudad en donde más y mejor se cantó en España».