¿Qué es para usted una buena novela negra?

No soy partícipe de una ortodoxia estricta a la hora de escribir, aunque creo que se deben respetar unos principios básicos en los géneros de las novelas. En otro caso, corremos el riesgo de que nuestra obra migre a otro subgénero muy alejado del que nos hemos propuesto en un inicio. Pero, para mí, una buena novela negra es aquella que sorprende tanto en la resolución como en el planteamiento. Y no creo que sea imprescindible que se cometa un crimen; aunque reconozco que un asesinato, o varios, la dota de un atractivo especial.

¿Cuáles serían sus personajes y autores negros favoritos?

Podría decir que Edgard Allan Poe. Pero para mí, sin duda, Arthur Conan Doyle con su Sherlock Holmes, sin olvidar a Agatha Christie con Miss Marple y Hércules Poirot. De nuestro tiempo me gustan mucho Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán y Frederick Forsyth, aunque no tiene un personaje definido, pero sus novelas me parecen de una trama envidiable. Son los que más he leído.

P ¿Se ha sentido atraído por este género desde siempre?

Lo cierto es que no. Me inicié leyendo ciencia ficción, incluso hice mis pinitos escribiendo alguna novela de este género, como El reactor de Bering, que publicó recientemente la editorial barcelonesa Avant Editorial. Como lector he leído novelas fantásticas que reconozco me han cautivado. Las de Robert E. Howard son impresionantes.

P ¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

Me parece estupendo que el género y los diferentes subgéneros vayan creciendo. Pero, al mismo tiempo, me preocupa que ese estallido distorsione las aptitudes de esos escritores que oscilan entre géneros por el afán de atrapar lectores. En cualquier caso, ha quedado claro que la novela negra y/o policíaca no es una moda. Larga vida a la novela negra y a las semanas negras.

P ¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Ir a Cartagena ya es motivo de ilusión, solo por estar ahí. Si encima, y es como lo veo yo, se trata de una reunión de amigos, entonces no me perdería Cartagena Negra por nada del mundo. Pero lo interesante de estas jornadas es compartir e interactuar. Es enriquecedor sumar experiencias literarias.

P ¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Soy un romántico tradicional. Donde esté un buen puñal o una pistola, que se quite lo demás.

P Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

No me tiente, no me tiente… que me acaba de venir uno a la cabeza... Bueno, quizá, para una próxima entrevista, es posible que ese personaje ya esté muerto y pueda hablar con franqueza.

P En Una historia de policías, su última novela, se ha sumergido más que nunca en el ambiente policial, que usted conoce a la perfección, ¿qué tal la experiencia?

Buena o muy buena. Figúrese si es buena que pienso repetirla. Lo que debe caracterizar a un escritor y, por extensión, a cualquier artista, es que no tenga límites a la hora de escribir de lo que sea. Y por límites entiéndase tanto a los autoimpuestos como a los sobrevenidos del exterior.

P Sus últimas circunstancias personales nos llevan a preguntarle si considera que es más literaria la ficción o la realidad...

Hace unos meses creía, se lo puedo asegurar, que ninguna realidad podría superar a una ficción bien elaborada. Como bien propone en su pregunta, recientemente he comprendido que hay realidades que no supera ni la ficción más descabellada.

P ¿Cuál ha sido la acogida que ha tenido entre el público esta última novela?

Muy buena, la verdad. Solo he recibido una crítica directa desfavorable, y fue de un policía. Me comentó que no dejaba bien parada a la Policía. Yo le repliqué que creía que a la Policía en general la dejaba muy bien, pero no a determinados policías, que, hay que tener en cuenta, son ficticios. ¿Sabes que solo se trata de una novela?, le pregunté.

P Lleva ya a la espalda unas cuantas novelas, ¿cómo es el Esteban Navarro de hoy con respecto al que empezó a escribir?

He perdido el miedo y la vergüenza. Ahora escribo de lo que me da la ga… Perdón, escribo de lo que quiero.

P Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Que lea mucho. Y, si está en su mano, que lea novela de aquí, que hay mucha y buena.