Posee la edil el intelecto brillante y la capacidad de síntesis de su señor padre, el que fuera legendario teniente de alcalde del Ayuntamiento murciano, Antonio Sánchez Carrillo. María Dolores, Lola, para los amigos, vino al mundo en la huerta murciana, en la feraz pedanía de Patiño, la que riega el río Segura, dejando en sus riberas el limo enriquecedor de azahares, moreras y flores que, en otros días, daban umbría al camino que conduce hasta el Santuario de la Fuensanta. Es doña Lola una mujer sagaz, en su juventud llegó a ser tribulete avispada de cierta revista de sociedad. Excepcional mujer de carácter y simpatía arrolladora, al igual que incansable gestora de las huestes municipales que velan por la seguridad ciudadana. Los murcianos tenemos mucho de egipcios, pues ambos pueblos maman de las aguas generosas de dos ríos (por lo menos mamaban), el Segura y el Nilo que riegan las sedientas tierras por las que discurren. Sí, Sánchez Alarcón muy pudiera bien haber sido una Cleopatra de aquí, y con su divina y faraónica presencia evitar que nuestro río descendiera contaminado y pobre, con sus aguas verdes y emponzoñadas, dejando los peces que lo habitan muertos en sus riberas.

Queridos alumnos: A los faraones se les atribuía carácter divino; eran dueños absolutos de personas y cosas. Cleopatra -cuyo nombre significa ´gloria de su padre´-, fue la reina más joven y bella de Egipto: hija, madre y hermana de reyes. La última representante de la dinastía ptolemeica y con su muerte, por la mordedura de una cobra, se cerró el período helenístico de Egipto. La joven faraona, nacida en Alejandría, (nunca tuvo nada que ver con Lola Flores) amaba profundamente la historia de su país, podía hablar y leer la lengua de los faraones, motivo por el que se granjeó el reconocimiento de sus súbditos.

La personalidad y belleza de Cleopatra cautivaron al gran Julio César y de su unión nació Cesarión, con el que estuvo dos veces en Roma en triunfo. Tras el asesinato de César, Cleopatra se lió con Marco Antonio, amigo y vengador de César. Las presiones y los planes de Octavio de llevarla cautiva a Roma hicieron que tomara la decisión de suicidarse con la bicha, y que tras su muerte fuera enterrada junto a Marco Antonio, lo que así se hizo para mayor gloria.