Muchos urbanitas se llenan la boca y reniegan del pueblo, pero lo cierto es que quien tiene un pueblo tiene un tesoro. Y quien no tiene uno al que volver se lo busca de adopción para acudir a él cuando llega el estío y, con este, la celebración de multitud de fiestas patronales. Y, de estas, la Región va bien servida, tanto por número como por la singularidad de sus festejos, algunos con mucha identidad propia. Las celebraciones de los municipios murcianos se distribuyen por todo el calendario.

No obstante, con la llegada del buen tiempo las fiestas se multiplican. La oferta regional acoge desde carnavales de verano y verbenas donde la música y los locales invitan al visitante a pasar una velada animada y diferente degustando la gastronomía local, hasta singulares encierros que ponen a los más valientes a correr delante de las astas de un toro o una vaquilla. Pero, sin duda, algunas de las fiestas locales que se merecen un puesto de especial en el ranking de festejos con identidad son algunas de las siguientes.

Las Fiestas de la Vendimia de Jumilla

Jumilla ostenta uno de los primeros puestos en el ranking de celebraciones peculiares con sus Fiestas de la Vendimia, que este año celebran su 46 edición del 11 al 20 de agosto. Están declaradas Bien de Interés Turístico Regional y giran en torno al vino y su cultura.

Así, entre las actividades más destacadas se encuentran la inauguración de la fuente del vino, que da el pistoletazo de salida a las fiestas y de la que mana el singular caldo con denominación de origen hasta la clausura. También es muy popular el concurso de pisa de uva.

Sin embargo, el día grande de Jumilla es, sin lugar a dudas, el de la Cabalgata del Vino, cuando la población se multiplica por cuatro y se tiñe de tinto cuando, desde las distintas carrozas que desfilan por las calles de la localidad, se tiran sobre los vecinos y visitantes en torno a 70.000 litros de vino.El caldo, eso sí, se lanza siempre acompañado, porque no todo va a ser beber, de productos típicos de la tierra. La fiesta grande se celebra este año el sábado 19 de agosto.

Cieza y su popular lanzamiento de hueso de oliva

Esta peculiar prueba, enmarcada en las fiestas de San Bartolomé, que se celebran del 23 al 31 de agosto, consiste en el lanzamiento de huesos de oliva con la boca lo más lejos posible. Eso sí, los huesos de oliva, siempre de la variedad local mollar.

El Campeonato del Mundo, convertido ya en tradición que pasa de padres a hijos, se realiza en un espacio de 30 metros de largo por seis metros de ancho denominado Huesódromo. Parece fácil, pero cada último viernes de agosto más de doscientas personas, muchas de ellas llegadas de distintos puntos del planeta se disputan el primer puesto tras meses de entrenamiento.

El récord del mundo de adultos, porque también hay categoría infantil, se sitúa en 25,08 metros, marca que fue alcanzada el año pasado y que espera a esta vigésima tercera edición para ser batida.

Una curiosidad de esta actividad de las fiestas de Cieza es que la Asociación de Amigos de las Oliveras organiza exhibiciones por España y el extranjero con el objetivo de promocionar la fiesta y de conseguir que algún día se convierta en deporte olímpico.

Vivir un San Juan mágico en Bullas

No todas las fiestas de San Juan llevan consigo la quema de objetos que ya no queremos en hogueras formadas a pie de playa y eso lo saben bien los vecinos de Bullas. Cada 23 de junio, se representa la historia de amor incondicional que, según la tradición, sucedió en el mismo Salto del Usero hace ya más de dos siglos.

Una princesa musulmana, conocida como La Mora, acudió en una noche tormentosa a su cita con un príncipe cristiano con que el que se encontraba a escondidas. Sin embargo, el príncipe no apareció y ella, dado el mal tiempo que acompañaba la noche, supuso lo peor y decidió acabar drásticamente con su vida sumergiéndose en las frías aguas del Salto del Usero.

Por eso, cada año, el espíritu de La Mora desciende hasta este particular paraje acompañada de su séquito para bañarse en el agua, ante la mirada atenta de centenares de curiosos y vecinos que se agolpan en las inmediaciones del lugar para celebrar San Juan de una forma distinta.

Lanzamiento de azadas en Cehegín

Son muchos los municipios de la Región que incluyen desde hace décadas en el programa de sus fiestas patronales esta singular prueba que requiere fuerza, pero también mucha habilidad a la hora de lanzar esta herramienta del campo más lejos que el resto de los contrincantes.

Los festejos de Jumilla y de Sangonera la Seca son dos de los que acogen esta tradición. Sin embargo, la pedanía ceheginera de Canara convierte cada año esta competición en uno de los emblemas de sus fiestas. Pequeños y mayores participan en la prueba, cuya única norma es que la azada caiga con la hoja y no con el mango. Los festejos en Canara se desarrollarán este año entre el 14 y el 22 de agosto.

Lanzamiento de ladrillo en Valentín

La pedanía de Valentín, situada entre Calasparra y Cehegín, no se queda atrás en este ranking de fiestas con identidad. Si de lanzar azadas va la cosa en Canara, en esta pequeña localidad, ni cortos ni perezosos, cambian la herramienta por ladrillos. Recién estrenado el verano, a finales de junio, se celebra este Campeonato del Mundo, del que ya se han celebrado cuatro ediciones.

En Valentín, la diversión está asegurada, ya que durante la competición, la música, la cerveza y el buen ambiente acompañan a los participantes. Además de la posibilidad de erigirse como nuevo campeón del mundo de lanzamiento de ladrillo, cada uno de los concursantes, salga victorioso o no, vuelve a casa con una sonrisa tras haber colaborado con su participación con la Asociación Conquistando Escalones, que financia la investigación de la Distrofia Muscular de Cinturas LGMD1f.

Los más de doscientos participantes de la última edición lanzaron ladrillos macizos fabricados de forma artesanal en Valentín. Para la categoría infantil se emplean de un peso de 375 gramos, mientras que en la categoría para adultos ascienden a 750. Las normas son claras: los aspirantes a campeón del mundo tienen dos lanzamientos, para los que no se pueden despegar los pies de los ladrillos donde se tiene que situar el lanzador. Además, el brazo del lanzador no se puede desplazar por detrás del cuerpo.