Puede que el revival del swing-dance haya pasado (o que vuelva un incipiente auge), pero Toni Lynn Washington, su banda y las ágiles y escasas parejas bailongas que se exhibían al ritmo de su jazz y R&B no parecían haberse enterado, y eso pese al sofocante calor, que disuadió a muchos danzantes de ocupar el foso del Almansa de San Javier, convertido en un infierno.

La octogenaria Toni Lynn Washington, acompañada por la banda del guitarrista italiano Luca Giordano, ofreció el sábado versiones conocidas y no tan conocidas de los 40 y los 50. Abrieron con un desenfado instrumental, 30-60-90, de Willie Mitchel, de la que hiciera una versión de elegante swing Duke Ellington.

Sax Gordon, un solvente saxofonista de Detroit especializado en el género, con muchos años de experiencia e inagotable energía, cantaba, soplaba el saxo y hacía de maestro de ceremonias, insuflando nueva vida al blues, soul y swing, así como a las tradiciones del R&B. Su saxo no le teme a nada, es muy expresivo, siempre al borde de un maravilloso caos.

No obstante, el show no fue más allá hasta que salió, pausadamente, de la mano de Ray Gelato, Toni Lynn Washington, la reina del blues de Boston, como un personaje de Tennesse Williams, con traje de volantes y tirabuzones. Todo voló por los aires con su explosiva carga de soul y Rhythm&Blues.

Nadie como Sax Gordon evoca y renueva la gran tradición americana del saxo R&B. Arropó la extraordinaria voz de Toni Lynn Washington, que encuentra un válido soporte en el groove de la banda, dirigida por uno de los más grandes exponentes del blues italiano y europeo, Luca Giordano, el as del blues de los Apeninos. Buen blues y funk con mucho soul.

Giordano dibujaba una bonita melodía con su guitarra, y el pianista mantenía con él un duelo musical mientras ágilmente le ofrecía dulces líneas y acompañamiento con el Hammond. El piano y la sección de viento añadían dulces capas, pero Giordano es la ´star´ aquí (aunque el volumen de su guitarra quedara bajo) y, desde luego, Sax, sin piedad con la lengüeta, que asumió todos los protagonismos hasta la salida de la señorita Washington, que tiene una voz profunda y soul, con mucha clase.

Washington, a sus ochenta y pico, se puso picantuela en alguna ocasión, pero en general puso las habilidades aprendidas en el coro de la iglesia al servicio de un enfoque más refinado. El ritmo se mantuvo casi siempre alto, y ella se hizo rápidamente con el control. Esa capacidad de ignición que hace olvidar los problemas para sumergirse en la música solo la poseen los verdaderos artistas. Todo el blues está ahí; a cualquier cosa que cantara le daba un toque conmovedor. Interpretó canciones previamente asociadas a Ruth Brown (Don't Want Nobody), y se mostró igualmente cómoda con blues lentos o el R&B estilo Memphis de Everyday Will Be Like a Holiday; con su elegancia áspera le daba al tema el liviano toque soul que necesita.

Washington necesita un lazarillo para que la saquen al escenario, y el sofocante calor nos hizo temer lo peor, pero no hubo duda de sus ganas de bailar y funkear.

Más música para bailar en la segunda parte del programa con la Barcelona Blues Big Band, en la tradición de las aplicadas orquestas de swing, con sus atriles y todo, y los excitantes combos de jump blues que moldearon el patrón del rock'n'roll primigenio.

Bajo la dirección del contrabajista Ivan Kovacevic, conjuga un grupo de buenos músicos que crean un sonido energético y a la vez sofisticado. El resultado es un torrente sonoro en la tradición de bandas como las de T-Bone Walker o la Brian Setzer Orchestra.

Desde luego que la filosofía de la banda sigue siendo la misma: interpretar partituras de la era dorada del R&B con rigor, y al mismo tiempo con chispa.

La Barcelona Big Blues Band va aún más allá cuando incorpora en sus conciertos solistas de primera magnitud como Ray Gelato, Dani Nel-lo o Mike Sanchez, con los que trabajan un repertorio empapado en el Rock'n'Roll, el primigenio Rhythm & Blues, jump y swing de los 40-50, que ponen el ritmo en el cuerpo.

Tras una salida arrebatadora (Age stomp), se incorporó Dani Nel-lo-. La colaboración entre la B4 y Dani Nel·lo ha dado como fruto un álbum conjunto, Sax attack, con sus cortes animosos y optimistas que te incitan a pegar un grito en varios momentos. Pero quizás fue el calor, o que un concierto de género, de saxo, pueda resultar demasiado ´lineal´, el caso es que se desarrolló con altibajos. En todo caso, el que fuera saxofonista de Los Rebeldes mostró expresividad y elegancia con su saxo recordando a sus héroes (King Curtis, Junior Walker, Lee Allen, Sam Butera) en esa tradición de lo mejor del rhythm´n´blues, el rock´n´roll, el jazz, el soul y lo latino.

Ya en el tercio final, se sumó Ray Gelato, un fuera de serie con esas influencias de grandes como Louis Jordan, Lee Allen o sin duda, su máxima influencia, Louis Prima & The Witnesses.

Por ahí desfilaron temas como Nosey Joe de Bullmoose Jackson, Hot Banana de Oscar McLollie & His Honey Jumpers, Get off the phone, All nite long y, faltaría más, Just a gigolo/I ain´t got nobody de Louis Prima. Ajeno a las modas, Ray se mantuvo fiel a un género y un estilo que le va a la perfección, una rareza con un prestigio a prueba de bombas.

El amplio sonido de su saxo tenor, basado en Illinois Jacquet, unido a su estilo como cantante y a sus habilidades como showman, lo convierten en uno de los principales estandartes de la música swing en nuestros días.

Compacta pero versátil, la bien entrenada banda hizo que el público recordara a artistas y canciones, y ofreció su mejor y más contagioso swing. ¿Qué más se puede pedir?