Jesús Cánovas Martínez (Hellín, 1956), tras una larga trayectoria como poeta y narrador, acaba de editar un libro que interesa y atrae por su singularidad. Se trata de una colección de doce relatos que, con el título de Aires del Sur (primera tanda), ha publicado Diego Marín Librero Editor en Murcia. Un conjunto de cuentos que sorprende por su desenfado, desinhibición y amenidad, a pesar de que muchos de estos textos descubren complicidades y aficiones muy arraigadas en su insólito autor, catedrático de Filosofía, pensador libre y sobre todo escrutador del alma humana mucho más allá, si necesario fuere, de los límites habituales de la razón más objetiva, y que roza el esoterismo y las experiencias paranormales, aunque sin pasarse un punto de lo aceptablemente habitual.

Acaso uno de los aspectos de gran parte de estos relatos que más atractivo resulta es el reencuentro del narrador con su pasado, con su infancia y adolescencia vivida en las asoladas llanuras de la Ciudad del Sol o en las cercanas costas de Águilas, que ofrecen al lector espacios en los que transcurren muchas de estas peregrinas historias y que permiten a su autor reflexionar, cavilar y pensar sobre asuntos que aparecen con constancia en su obra, desde la vida y la muerte, la tensión del tiempo, el amor, el sexo, la violencia real o mental y en definitiva las sorpresas que da la existencia y las vueltas que da el mundo, que son la justificación y el nexo común de tan interesante conjunto de narraciones. Un revitalizado realismo mágico define la sorpresa de algunos delos cuentos.

Desde luego el título del volumen alude a escenarios familiares pero también acoge sin duda el propio estilo del autor, desenfadado e irónico en muchas ocasiones, que se sirve de un idioma propio, esmaltado de expresiones y frases e incluso vocabulario genuino e inconfundible de ese Sur, que todo lo envuelve y determina.

No procede, y el lector lo comprenderá enseguida, desarrollar los doce argumentos de los doce cuentos, desde Hostal La Cabra, que abre la colección a El conde y la trapecista y Por mal comportamiento, que la cierran, pero sí señalar que en todos ellos, en multiplicidad asombrosa, surgen la sorpresa y la amenidad inesperada que va descubriendo, página a página, historia tras historia, encuentros con el pasado y vivencias sobrevenidas que solo un buen narrador, avezado y efectivo, es capaz de cristalizar en una buena colección de excelentes textos narrativos, escritos con soltura, con una prosa muy sólida y variada y llenos de constante reflexión, de buen filósofo de raza, sobre la vida y sus carencias, sobre la memoria y sus crueldades, sobre lo complejo de las relaciones humanas, sobre las máscaras y las falsedades que muchos personajes desempeñan hasta la crueldad, y que el autor, sin renunciar nunca a la ironía e incluso al sarcasmo, es capaz de armonizar con una constante reprensión y búsqueda de la natural bondad del ser humano, aunque a veces cueste, y mucho, hallarla.

Escribir sin duda es una liberación para el creador y es muy cierto que Jesús Cánovas ha querido en esta colección recuperar mundos que han supuesto para él liberaciones que atestiguan autobiografismo sin duda, en ocasiones, ficticio, pero en otras muy real y, como decimos, liberador. Precisamente el género cuento, al alcanzar su mayoría de edad en el pasado siglo y convertirse en expresión del yo del narrador, es cuando se enriquece hasta extremos de los que la literatura de la centuria recién acabada dio tan buenas y valiosas muestras. A esa estirpe, a la del narrador comprometido con la realidad y con el mundo, pero sobre todo con su realidad y con su mundo, pertenece sin duda Jesús Cánovas y en esta serie de historias ha dado muestras de su capacidad de hacer vivir a unos personajes que algo tienen que ver siempre con el propio autor, y que el subjetivismo del relato enriquece hasta logros dignos del más máximo elogio y del aplauso incondicional.

Es urgente confirmar que la amenidad de los relatos no esconde en ningún momento la comodidad de lo fácil sino que la constante lección de vida que contienen, con severas admoniciones y reconvenciones sobre comportamientos detestables, ha de ser en todo momento destacada y valorada. Jesús Cánovas ha logrado en esta primera colección de relatos (nos amenaza con otras subsiguientes) páginas inigualables de buena literatura y sobre todo historias que en todos los casos comprometen al lector y lo obligan a reflexionar sobre esos grandes asuntos que pueblan las páginas de este libro como la vida misma, como ese mundo que no para de dar vueltas y más vueltas.