Fernando Castillo se considera a sí mismo un pintor renacentista interesado por todas las facetas. «Soy ateo, pero un teólogo de cojones». Nació en Hellín en el seno de una familia, «con posibilidades», que se dedicaban al esparto. Desde muy pequeño sintió pasión por el dibujo y la pintura que aprendió en cursos por correspondencia, «con cinco años hablaba francés y copiaba dibujos de Ribera».

¿Estás en tu mejor momento pictórico?

A estas alturas creo que he descubierto mi estilo, mi pintura. Es un tipo de pintura que le gusta a la gente de a pie y a la de muy alto nivel. He viajado muchísimo y me he movido por donde he querido. Pasé años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, que considero mi casa, en la biblioteca de libros raros e incunables buscando la autenticidad del origen de la pintura.

Eres un auténtico especialista en retratos...

El presidente de la Academia de Medicina me llamó a Madrid, donde viví 25 años, para pintar retratos. Tuve una época que pintaba veinte retratos al día y me los pagaban a 5.000 pesetas, luego pinté a los decanos de la Universidad. Hay retratos míos de médicos o notarios en Valencia, Alicante, Granada y hasta en Oaxaca, Japón o Venezuela. He hecho muchísimos retratos, hasta que me cansé, quería ser pintor, ser creador, dejar un lenguaje, un modo de entender la vida. No busco la perfección, sino la investigación permanente y la comunicación.

¿Quienes son tus referentes?

Entendí la pintura viendo los fusilamientos del 3 de mayo de Francisco de Goya y ´Alucinantes´, no Lucientes. Velazquez inventó la animación en su cuadro del Conde Duque de Olivares. Pero, mi gran referente es Miguel Ángel, en todos los órdenes. Tengo la certeza de que en el impresionismo se acabó la pintura y hoy hay que esperar a otra pintura, ni siquiera la de Antonio López. Estamos llegando a niveles de tontura en la pintura y odio a los vividores del arte, donde hay mucha basura.

Tus retratos más conocidos eran los del Café del Arco, ¿no?

Fue un proyecto que me encantó, fueron 27 retratos de personalidades murcianas y que me llevó mucho trabajo componer. Hoy, con la remodelación del local, ya no están allí.

¿Has vivido de la pintura?

Siempre, desde los años 70 en que me iba a París, donde había mucha competencia, me pagaban por mis cuadros medio millón o un millón de pesetas. Desde que comenzó la crisis no he vendido ni un solo cuadro.

¿Te sientes querido y admirado por tu pintura?

En absoluto, a la gente le gusta mi obra pero se queda lejos de entender lo que transmite. Seguro que soy el pintor más complicado de la historia.

Háblanos de tu proyecto sobre la obra de Lindsay Kemp

Se llama ´Danza osmótica sobre la piel del espejo´ y trata sobre la danza de Lindsay y la Reina. Cuando conocí a Lindsay quedé fascinado con la obra. Le hice unos bocetos y se los mostré y me invitó a su casa, fue un lujazo. Espero que sea una exposición espectacular y quiero tenga el sello de Murcia.

DE PUÑO Y LETRA

Einstein: Es más importante ser curioso que ser inteligente

Grafoanálisis. Fernando posiblemente se considera a si mismo como una persona difícil de comprender. Puede que sienta necesidad de ser singular, de no seguir al pie de la letra las convenciones de cómo se debe ser y comportarse. Por otra parte, le place darse a conocer sin dar demasiadas vueltas, sin atenerse demasiado a los formalismos, por?lo que su presentación social busca ser lo más natural y desprejuiciada posible. No obstante, suele manifestar ciertos aires de importancia al contactar con los?demás, con una tendencia a imponer su presencia. Pablo Alzuagaray (www.consultoresgrafologos.com)