Anoche, con una conferencia sobre música y literatura a cargo de Emilio del Carmelo Tomás Loba, dio comienzo la trigésimo octava edición del Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro, pero no será hasta esta noche cuando se eche abajo el telón en el recinto del festival para homenajear a la cantaora María Vargas, que dará, junto a Manuel Cuevas e hijo y el Sexteto de Vasco Hernández el pistoletazo de salida a una semana flamenca en la pedanía pachequera; semana que estará dirigida por el periodista, escritor, profesor y colaborador de LA OPINIÓN Juan Tomás Frutos.

¿Se puede hablar del milagro de Lo Ferro?

Yo creo mucho en los milagros, así que es una palabra que me resulta conveniente y acertada. En todo caso, es una suerte de gesta que hemos hecho entre todos: artistas, público y cuantos hacen posible que el certamen, como así ocurre, mejore, como el buen vino, año tras año. Es, en verdad, un milagro exquisito, delicioso, lleno de duende, con una metamorfosis muy embriagadora, como la óptima poesía que aquí se expande, colmada de pasión, de excelente quehacer y de un arte ancestral.

Hasta un palo, la ferreña? que crearon entre dos maestros: Valderrama y Fosforito.

Nos ha dado una singularidad extrema. Es parte de la transcendencia del festival y de todas las actuaciones que se desarrollan durante el año. Es un marchamo, con el espíritu propio del sur, con notas y compases oriundos de los cantes de estas tierras; esto es, alberga singularidad y, al tiempo, raigambre con el paraje donde surge. Estamos muy orgullosos de la ferreña, como no podía ser menos.

¿Cómo se hace para mantenerse tanto tiempo en primera fila? Trigésimo octava edición?

Se consigue con honestidad y con calidad. Los colaboradores, los expertos y la entrega de tanta gente han contribuido a una evolución en el tiempo que ha colocado el certamen entre los primeros de España. Eso desde una población tan humilde es una heroicidad, que protagonizan hasta los vecinos de la villa, que han sido los primeros en creer en este evento, con el Ayuntamiento de Torre Pacheco a la cabeza.

Tuvo que ser duro el fallecimiento de Sebastián para el festival ¿Cómo se supera la pérdida de una persona tan importante?

Que no suene a tópico: Sebastián Escudero es, como diría Saramago, una de esas personas que no mueren. Lo vemos, por supuesto, en cada acto relacionado con el Festival. Lo advertimos en los cantes, en sus recorridos, en los artistas que comparecen, en los pequeños acontecimientos, en los grandes, en los carteles, en las notas musicales, en las risas, en los llantos... Sebastián fue un visionario, y, como tal, tuvo el talento y el riesgo de afrontar su sueño, de creer en él y, junto con extraordinarios colaboradores, empeñarse en esa elucubración y hacerla realidad. Por todo ello, Sebastián sigue con nosotros, y nos inspira en cada tarea.

Ahora su hijo, Mariano, Paco Aparicio y tú mismo sois las caras visibles de Lo Ferro ¿Qué objetivos tenéis en estos primeros años de dirección del festival?

Los objetivos son claros: mantener la fuerza y el empuje del Festival y hacerlo crecer con mimo y exigencia. Las señas de identidad no se deben perder. Estamos, por fortuna, entre los grandes, y debemos continuar la senda de las buenas críticas y de una ingente visibilidad mediática que hemos ido cosechando.

¿La Unión hace la fuerza? Hace unos años había una rivalidad, fundada o no, con el Cante de las Minas. ¿Cómo están las relaciones?

Con el Festival de la Unión hay una relación extraordinaria. La hay con el certamen, con sus dirigentes, con ese pueblo tan flamenco y con todo lo que se realiza en torno a este nombre que se escribe con letras de oro. Es el primer Festival de España, que es tanto como decir del mundo. Nos miramos en él para seguir evolucionado. Además, estamos agradecidos por los enormes agasajos que nos han brindado los últimos años.

¿Y desde Andalucía que sensación tenéis respecto al festival?

Se nos quiere, se nos valora, y así nos lo trasladan. En los últimos años tenemos cientos, miles de adeptos que nos siguen, que nos escriben, fundamentalmente desde las redes sociales. La mayoría de los participantes, y, por ende, de los ganadores, son andaluces. Eso lo dice todo. Vemos cómo se habla de nosotros, cómo se participa, cómo vienen los mejores artistas cuando los llamamos. Andalucía ha propiciado que este certamen tan nuestro, tan de todos, sea lo que es.

Cuéntanos qué nos vamos a encontrar este año en Lo Ferro.

Estimo que, a estas alturas, sabemos de la talla de los artistas que van a pasar por aquí, con Perlita de Huelva, con María Vargas, con Paco Cepero, con Manuel Cuevas (padre e hijo), con el ganador del año pasado del Melón de Oro, Manuel Pajares Carmona, con ese homenaje a Camarón de la Isla a través de Raúl el Balilla y los hijos del mítico cantaor. Tendremos, igualmente a Rancapino hijo, al Sexteto Vasco, al Grupo Desflamencados, al Ballet de Lo Ferro y a los 45 aspirantes al Melón de Oro, al Molino de Lo Ferro y a los Primeros Premios de los distintos Grupos de Cantes. Habrá homenajes muy estimulantes y queridos como a la Federación de Peñas Huertanas, a la ciudad de Mérida y a algunos de los personajes que hemos mencionado, con Camarón, a título póstumo, como protagonista descollante.

Además de las galas previas, tenéis el concurso que sigue siendo lo fundamental para vosotros.

Sí, creo que todos coincidimos en que la divisa del Festival es el concurso, donde descubrimos o ratificamos talentos en función de la edad de los concursantes. La esencia de la reputación de este certamen viene de que somos capaces de seleccionar y elegir el mejor arte, desde los cientos de artistas que se presentan, a las decenas que pasan por la fase clasificatoria, hasta llegar a los siete u ocho semifinalistas y los cinco que intervienen en la final. Es una criba que destila lo más rutilante, y eso los amantes del flamenco lo contemplan.

Por último, ¿un mensaje para la afición flamenca?

El flamenco, para descubrirlo, para interiorizarlo, para que nos transforme, necesitamos verlo en directo, con sus proximidades. En el Festival de Lo Ferro van a hallar buen flamenco y en un ambiente que se disfruta como si estuviéramos en casa. Siguiendo la inspiración de Sebastián, digamos que «si te quieres divertir a Lo Ferro has de venir».