El mejor directo de Danza Invisible y de Tennessee, junto al rock poético y callejero del sevillano Poncho K, y el combo calasparreño Umbría, serán los artistas que estén presentes en el festival Cuervarrozk 2017, que acoge la ciudad de Calasparra en el auditorio cine Rosales a partir de las diez de esta noche. Conversamos con Roberto Gil, de Tennessee.

Treinta años sobre el escenario. ¿Cuál es el secreto?

La ilusión que tenemos, ese es el secreto. Seguir unidos, seguir trabajando y ser muy amigos, pero lo más importante es tener mucha ilusión por hacer cosas y ganas siempre de tirar hacia delante.

Treinta años y casi una treintena de trabajos. ¿Es difícil encontrar ideas nuevas?

Es relativamente fácil, te cuento. Nosotros nunca pretendemos de un año para otro sacar un disco, sino que ya venimos componiendo muchos años, así lo que hacemos es ir tirando un poco de archivo y vamos buscando canciones a las que nosotros mismos vemos que les ha llegado su momento de ser arregladas y grabadas.

Llegáis a Calasparra con vuestro último trabajo, 30 y Tennessee , un amplísimo recopilatorio de toda vuestra carrera.

Realmente se divide en dos CD, el primero es una grabación que nosotros quisimos realizar, recordando un poco lo que fueron nuestros años mozos de los ochenta; canciones que queríamos grabar para ver cómo quedaban en estos días. Y luego el segundo CD sí que es un recopilatorio de las caras B de nuestros singles más famosos.

¿Qué se van a encontrar vuestros incondicionales el próximo sábado?

Se van a encontrar a una banda de rock and roll en condiciones, que ya llevamos muchos conciertos a la espalda, y lo que nos rondará. Creo que estamos en uno de nuestros mejores momentos, por lo que el público se va a encontrar con muy buena música.

¿Cómo ha cambiado el mundo de la música desde Elvis Boys?

Lo comentaba hace poco con un amigo. La música ha dado un vuelco de 180 grados. Ahora mismo la música no es reconocida como tal, es más que nada un producto de usar y tirar, como si fuera un clínex. Los músicos nos sentimos muchas veces como que estamos siendo utilizados simplemente como un entretenimiento más, y no es así. Cuando grabas un tema nuevo, hay muchas horas de trabajo constante detrás para que la gente tenga un producto de calidad; y luego ves que la gente se lo descarga de manera gratuita y, claro, nos sentimos un poco mal.

¿Y las discográficas?

Ahora mismo existen tres o cuatro multinacionales que son las que se han comido todo el pastel y que realmente hacen muy poco por la música. Ellos viven de otra cosa, sobre todo de los medios digitales, pero no de vender discos.