La Consejería de Salud recuerda que es necesario seguir algunas normas básicas para prevenir enfermedades de transmisión alimentaria, especialmente durante los meses de más calor. El verano es una época propicia para la aparición de este tipo de patologías, que se producen por el consumo de alimentos contaminados. Se calcula que más de la mitad de los brotes por intoxicación alimentaria se concentran en los meses de calor, ya que éste favorece el crecimiento de microorganismos. Por ello es importante tomar determinadas precauciones a la hora de adquirir, transportar, almacenar y preparar los alimentos en el hogar.

El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, indica que a la hora de comprar alimentos es importante dirigirse siempre a los cauces comerciales ordinarios: establecimientos fijos y conocidos, ya que este tipo de comercios están sujetos a un control sanitario periódico que supone una garantía importante. Hay que comprobar que los alimentos se han sometido a la correspondiente inspección sanitaria y proceden de industrias autorizadas, lo que vendrá avalado por su etiqueta. Y hay que rechazar cualquier oferta que resulte sospechosa o incapaz de garantizar la procedencia del producto.

Por otra parte, se recomienda leer atentamente el etiquetado para conocer las fechas de consumo preferente o de caducidad, el modo adecuado de conservación e ingredientes para así consumir el producto con tranquilidad. Los alimentos perecederos requieren un especial cuidado, por ello hay que dejar la compra de congelados y refrigerados para el final y si se va a tardar más de lo habitual utilizar bolsas térmicas o neveras.

Los alimentos perecederos adquiridos tienen que mantenerse en condiciones de refrigeración o congelación adecuadas, almacenando separadamente los alimentos crudos y los cocinados con el fin de evitar la contaminación cruzada entre ellos y envasándolos a este efecto. Además, desde Salud Pública hacen hincapié en que no debemos guardar los alimentos cocinados más de 3-5 días.