De los pasos del yoga, Yamas es el inicial. El funcionamiento y relación que tenemos con nuestro cuerpo. Estos pasos no son normas, sino premisas a explorar, como cualquier otro sistema.

Para reconocer cuando más eres tú, donde mejor te encuentras. En la rendición del instante. En la actitud para refinar diversos aspectos,es esencial.

En la construcción de estados meditativos y de presencia, Yamas es el comportamiento hacia ti, que por efecto se traslada a los otros.

Ahimsa o no violencia, requiere saber lo que nos hace daño, por tanto practicar de forma inteligente siguiendo la alineación y sensaciones. En la vida, cuando nos hacemos daño dejando la sensatez a un lado, se traslada fuera en las relaciones con otros. Y cuando tenemos sensatez, podemos ver lo que hay enfrente.

Asteya, no tomar lo que no es tuyo. En la práctica cuando una zona del cuerpo tira y hace el trabajo de otra por aparentar, está robando energía, y generando tensión. En la vida cotidiana cargamos con cosas que no son nuestras y dejamos que otros hagan lo que debemos hacer en verdad. Cuando soltamos esto despierta la voluntad.

Satya, la sinceridad que cultiva la sabiduría. Cuando la práctica es honesta el sistema nervioso se calma, en estados donde nuestro ser se alegra. En la vida cotidiana, cuando se pierde la sinceridad, la persona actúa de forma precipitada, no comunicativa y nerviosa. Cuando descubrimos el abandono de la superficie, podemos vernos en verdad,movernos con eficacia, siguiendo la realidad para lo que está hecha ese cuerpo.

Bramacharya. Evitar el gasto energético innecesario. Por tanto trabajar desde la eficacia muscular hacia la integridad, con perseverancia y fe.

En la vida cotidiana cuando nos identificamos con las pasiones personales, perdiendo la integridad de lo que somos y debemos hacer, agota y envejece.

Cuando se sabe dirigir la persona entra en estado de paz, armonía, estando realmente presentes, y siendo cuidadosos ante lo que es.

Aparigraha. Desapego, no acaparar. En la práctica no compararnos, ni fomentamos la competitividad sino hacemos una práctica genuina desde el entusiasmo del corazón.

En la vida cotidiana las personas envidiosas o que se comparan, pierden esto. Cuando el desapego llega, la persona accede a su verdadero potencial.

Como funciona tu cuerpo, funciona todo.