El telón cayó por vigésima vez. El Auditorio Parque Almansa se engalanó para vivir esta primera jornada del festival con la sobriedad y elegancia de anteriores ocasiones, vistiéndose de oscuro y acorde con el estilo de su pareja de baile: la más imponente, la más respetada; el jazz. Dos décadas ya de amor incondicional y entre la localidad ribereña y la música de Nueva Orleans sigue brillando un feeling especial. Y eso que la noche no fue apta para puristas, con un programa que brilló más como el sol del Mediterráneo que como las luces del French Quarter de la ciudad de Luisiana.

Orquestar un evento de la magnitud del Festival Internacional de Jazz San Javier -uno de los tres gigantes del jazz en nuestro país, junto a San Sebastián y Vitoria- siempre es difícil, pero lo cierto es que en esta ocasión da la sensación de que elegir al artista que inauguraría una edición tan especial como lo es la de este veinte aniversario fue un mero ejercicio de memoria. Y es que Ximo Tébar y su banda (el espectacular baterista Nathaniel Towsnley, el contrabajista Darryl Hall, el pianista Luis Guerra y, una invitada de lujo, Carmen Rodríguez, la voz del dúo La Plata) hicieron gala como ningún otro grupo podría de ésta efeméride; pues no hay que olvidar que el sensacional guitarrista valenciano -una eminencia internacional en la vertiente más latina del jazz- fue el primer músico que se subió a ese mismo escenario allá por el año 1998.

Tébar rescató con Soleo -un disco con el que él mismo también pretende hacer balance, en este caso de 25 años de 'jazz mediterráneo'- recuerdos de aquella primera edición y de las otras tres en las que el valenciano estuvo presente, para gozo de los más veteranos y deleite de los aficionados más jóvenes.

Aunque, sin duda, quien consiguió acercar todavía más su música al numeroso público que llenó la grada del Auditorio fue Sole Giménez; por motivos obvios. La que fuera voz de Presuntos Implicados durante 22 años -grupo, por cierto, que contó con la colaboración de Tébar en su maxi Pequeñas cosas- es una de las caras más conocidas de nuestra música en las últimas décadas, y en esta ocasión abandonó su vertiente pop para mostrar su cara más jazzística, escudada por el cubano Iván 'Melón' Lewis al piano; aunque siempre sin renunciar a sus raíces latinas, una constante en esta primera jornada.

La cantante presentaba su recién publicado Los hombres sensibles -su octavo disco en solitario-, aunque no dudó en repasar algunos de los éxitos de su dilatada trayectoria y, de la mano nada menos que del granadino Antonio Carmona, homenajear a otra de las grandes voces de nuestra música: Manolo Tena, fallecido hace algo más de un año.

Una noche, por tanto, de recuerdo y de reencuentros que, desde la vertiente más latina y española del jazz, puso las primeras notas de esta nueva edición del Festival de Jazz San Javier, que sopló las primeras velas de su veinte cumpleaños.