Víctor Gálvez ha perdido la fuerza verbal con la que apareció en Murcia.

Después de varias intervenciones en las que hablaba de traer a los mejores jugadores del mundo, de hacer de la entidad un club respetado en Europa, de afirmar que haría una ciudad deportiva y que si tenía que pagar diez millones de euros a Hacienda lo haría, el oriolano lleva un mes en absoluto silencio. No habla desde el 25 de abril.