Aunque desde hace cinco años el Real Murcia está clasificándose para la fase de ascenso de manera consecutiva, el 'pinchazo' de ayer ante el Elche, al margen de llantos y lamentos, pone de relieve que Nueva Condomina es un estadio que se puede decir que tiene cierto miedo a regresar al fútbol profesional, ya que en estos cinco play off por el ascenso, en media década, el público del coliseo grana no ha visto ganar como local a su equipo ni en un partido cuando ha llegado el momento de la verdad, donde se le pone nota al trabajo realizado durante toda la temporada.

Así Julio Velázquez, el último técnico que dirigió a los granas en Segunda División, vio en la campaña 2013-2014 como el Córdoba se llevaba en la primera ronda por el salto a Primera la victoria ante una Nueva Condomina que no se lo creía, ya que los granas cayeron por 1-2. Llegó el curso siguiente, con el equipo en Segunda B por el descenso administrativo de la Liga y con José Manuel Aira como el hombre elegido para comandar la nave en Segunda B y en el Grupo I. Con el leonés en el banquillo el Murcia se metió en la fase de ascenso sin problemas, pero no fue motivo para que en la primera ronda por el salto de categoría, ante el Hércules de Alicante, los murcianistas se encontraron con un 0-1 en el último minuto que terminó de la manera que menos le gusta a los aficionados.

A la temporada siguiente, la 2015-2016, de nuevo con Aira en el banquillo, la directiva grana despide al entrenador una semana antes de comenzar la fase por el ascenso y le confía el banquillo al exfutbolista José Luis Acciari, quien vio como máximo responsable del banquillo cómo el Toledo de Onésimo se llevó un 1-2 que permitía a los madrileños seguir vivos y que dejaba a los granas de nuevo en la cuneta.

Hace una temporada, en la 2016-2017, a pesar de que Paco García arrancó la Liga como jefe del banquillo, en la segunda vuelta aparece la figura de Vicente Mir, pero el valenciano, a pesar de resucitar al equipo y de pasar la primera ronda, contra el Pontevedra fue un empate a uno en Nueva Condomina y en segunda ronda, ante el Valencia Mestalla, el empate sin goles dejaba de nuevo eliminados a los murcianos.

En la temporada actual el Murcia no está todavía ni mucho menos eliminado, pero es verdad que continúa esa maldición que no deja ganar al equipo cuando se trata de la hora de la verdad, ya que la derrota por la mínima ayer ante el Elche alarga hasta media década una especie de castigo divino que afecta principalmente a una afición que ya no sabe qué más tiene que hacer para que un año puedan encontrar la felicidad que tanto añora todo el murcianismo y tan necesaria para la supervivencia del club. Mucho tiene que cambiar este Murcia para el sábado en el Martínez Valero dar la sorpresa.

Para saber la importancia del encuentro de ayer, además de los 22.000 aficionados que se metieron en el estadio, había que mirar también al palco de autoridades, donde aparecieron el alcalde, José Ballesta, y el edil de Deportes, Felipe Coello, quienes no suelen acudir al recinto murcianista. El partido también lo suficientemente 'gordo' como para que el director general de Deportes, Alonso Gómez López, estuviera acompañado de la consejera del ramo, Adela Martínez Cachá. La presencia de Quique Pina en la grada también fue muy comentada, ya que el intermediario murciano estuvo en prisión durante el mes de febrero por un presunto delito de blanqueo de capitales en el traspaso de jugadores que obliga al expresidente del Granada a pasar semanalmente por el juzgado y tener retirado el pasaporte.

Unidos por el odio a Tebas

En el minuto doce, las aficiones tanto del Murcia como del Elche, comenzaron a cantar al unísono el «Tebas, vete ya», en referencia a Javier Tebas, presidente de la Liga y quien descendió a ambos clubes por temas administrativos.