Dieciocho de los veinticinco jugadores que forman parte de la plantilla del FC Cartagena saben lo que es afrontar una fase de ascenso a Segunda División como la que tendrán que vivir desde mañana. Desde la portería hasta los goleadores, el 75% de los integrantes del plantel albinegro han vivido situaciones límite como las que volverán a repetir mañana ante el Rayo Majadahonda, por lo que este equipo tiene tablas para encarar enfrentamientos a vida o muerte como de los que se trata los dos próximos fines de semana.

Decía José Gaspar, centrocampista albinegro que ya vivió un ascenso con el Huesca hace ahora cuatro años, que este grupo está acostumbrado a partidos así y que el ambiente que se vive antes, durante y después debe beneficiar más que perjudicar. El gran problema en eliminatorias por el ascenso es que los jugadores no sepan dominar la presión durante los días previos al desenlace o que no exista la experiencia necesaria en los enfrentamientos para saber encarar los encuentros tal y como se desarrollen.

En este caso, el plantel albinegro, con un buen número de jugadores muy experimentados, no debería atravesar este tipo de inconvenientes. Alberto Monteagudo cuenta con un ramillete de jugadores, hasta ocho, que superan los treinta años de edad y en algunos casos el hecho de ver las gradas del Cartagonova a rebosar el próximo sábado debe actuar incluso como un estímulo.

Los grandes fracasos en el estadio albinegros no solo se han debido a un mal planteamiento del encuentro o al hecho de enfrentarse a un rival superior, sino también a que los grupos pecaban de inexpertos y en algunas situaciones el bloqueo mental que suponía tener un marcador en contra o un ambiente al que no se está acostumbrado.

De los dieciocho jugadores que han afrontado una fase de ascenso hay algunos que la han vivido con mucha más intensidad y la balanza caía para su lado. Cristo Martín con el Tenerife, Diego Benito con el Albacete, José Gaspar con el Huesca, Miguel Ángel Cordero con el Sevilla Atlético, Aketxe con el Albacete, Rubén Cruz con el Albacete y Juan Morros con el Lorca Deportiva han saboreado las mieles del triunfo en algún momento de sus trayectorias deportivas.

Hay otros como Zabaco, Pau Torres, Chavero o Sergio Jiménez que han disputado al menos dos o tres fases por el ascenso pero no han tenido la suerte de ver recompensado su trabajo de temporada con un ascenso.

Los demás que han jugado una fase de ascenso son: Jesús Álvaro, que repite con el FC Cartagena, Hugo Rodríguez (Cádiz); Dani Abalo (promoción a Primera en 2010/2011) y Owusu (Toledo).

La segunda del entrenador

Monteagudo, el entrenador cartagenerista, con hasta nueve temporadas en Segunda División B, afronta su segunda fase de ascenso de forma consecutiva. El año pasado se quedó a medio camino en una temporada que si bien parecía todo perdido tras un mal final de temporada, el Cartagena logró resurgir y pasó la primera ronda para caer de pie en la segunda, en una fase que dejó un buen sabor de boca final a pesar de que no se lograra el objetivo.

Como jugador, el manchego disputó dos fases por el ascenso durante dos años consecutivos, por lo que también sabe de qué se trata estar en el campo ante esta situación. La primera fue con el Manchego en la campaña 96/97 y en la siguiente la disputó con el Recreativo de Huelva, con el que en esta ocasión subió a Segunda División.