"Aquí todos hablan de planes, pero nadie nos paga nuestro dinero". Así de rotundo se mostraba ayer uno de los integrantes de la plantilla del Real Murcia. Sus palabras son compartidas por el resto del vestuario grana, que en la tarde de ayer acudía en pleno a las oficinas de Nueva Condomina para pedir a Víctor Gálvez, presidente del club murcianista, que les abone las dos nóminas que les adeudan. A esa reunión, según ha podido saber esta Redacción, también acudieron futbolistas del Imperial, a los que, pese a las palabras del gestor grana, que hace unos días afirmaba que se les había pagado una mensualidad, se les adeuda cinco meses.

Los jugadores, tal y como señalaba uno de ellos a este diario, se sentaron a hablar con el presidente, para intentar encontrar un punto de entendimiento y saber cuándo les van a pagar lo que se les adeuda. Pero a su salida de Nueva Condomina no habían encontrado respuesta a ninguna de sus preguntas. "Nos han dicho que tienen un plan, sin dar más detalles", indicaba la misma fuente, añadiendo que "es la misma historia siempre, no son capaces de decirnos cómo lo van a hacer".

La tensa reunión de ayer rompe la tregua del vestuario con el consejo de administración, paz a la que se llegó cuando Víctor Gálvez aterrizó en Nueva Condomina abonando una mensualidad sin ni siquiera tener el control del club. Ese guiño, al que siguieron dos pagos más, permitió al oriolano ganarse la confianza de una plantilla cansada de incumplimientos. Desde ese momento, tanto José María Salmerón como los pesos pesados del vestuario no dudaron en dar su apoyo al nuevo gestor. Hasta ayer, cuando el vestuario en pleno y en compañía de algunos futbolistas del Imperial acudieron a Nueva Condomina a apretar las clavijas a Víctor Gálvez, quien, según algunas fuentes, pedía tiempo a los jugadores porque ahora mismo no tiene la liquidez necesaria para abonar las mensualidades pendientes, cantidades mayores en buena parte de los casos, ya que casi todos los jugadores tienen premios establecidos en sus contratos, algo a lo que tampoco se está haciendo frente.

Los futbolistas, al ver que nadie les explica de dónde se va a sacar el dinero para pagarles y al comprobar que los ingresos que recibe el club acaban desapareciendo antes de ir a sus bolsillos, llegaron a plantear la posibilidad de pignorar las taquillas que se realicen en los partidos de play off para asegurarse con ese dinero el pago de lo establecido en sus contratos.

Víctor Gálvez tendrá ahora que aumentar su apuesta económica para hacer frente a los salarios de unos jugadores que la próxima semana empezarán a disputar los partidos más importantes de la temporada, los encuentros de play off en los que estará en juego el ascenso de categoría. El oriolano, que en marzo aparecía en Murcia presumiendo de chequera, ya ha visto cómo la plantilla se le ha empezado a revolver. Pero no son los únicos. Desde hace algunas semanas, los empleados de oficinas no han dudado en expresar su malestar al considerar que el nuevo gestor, que no dueño del club, se ha olvidado de las cuatro nóminas que tienen pendientes. Lo mismo ocurre con el Imperial, con cinco mensualidades sin recibir, y con los chicos del División de Honor, a los que se les adeudarían hasta seis.

Ni los ingresos obtenidos en las últimas semanas por la venta de entradas y la liquidación de la ropa de la tienda han servido para que se abonen las cantidades pendientes, y eso que el dinero tampoco ha ido a Hacienda ni a los acreedores que tienen embargado al club. Y es que, como ocurriera con la recaudación de la Copa del Rey, pocos en el club saben explicar dónde acaban la mayoría de los ingresos de la entidad.