El UCAM Murcia CB ha sobresalido durante toda la temporada por su solidez como conjunto. La solidaridad es la seña de identidad del bloque de Ibon Navarro. Aunque ofensivamente el protagonismo ha estado muy repartido, dos jugadores han aparecido en casi todos los partidos como actores principales. Para Clevin Hannah (Rochester, 15 de noviembre de 1987) y Ovie Soko (Londres, 7 de febrero de 1991) no ha sido nada fácil llegar hasta aquí para firmar la mejor temporada de sus carreras deportisvas profesionales. Los dos tuvieron que pasar muchas horas de trabajo en solitario en el gimnasio: el base para ganar peso cuando iba a entrar a la Universidad, y el británico para solventar los numerosos problemas físicos que sufrió la pasada temporada. Ahora están nominados a ser MVP de la Liga ACB, pero antes quieren cerrar el círculo europeo este fin de semana conduciendo al UCAM Murcia a la conquista de la Champions League en Atenas.

Hannah llegó el pasado verano al equipo murciano reclutado por Alejandro Gómez después de vivir dos malas experiencias en un mismo curso, primero en Turquía y después en Lituania, donde le acusaron, sin pruebas, de jugador díscolo. Había perdido parte del crédito ganado en su sobresaliente campaña en el Joventut de Badalona (2014-2015). Perdió algo de brillo en la siguiente en el Bilbao y ahora, al timón del UCAM, ha logrado incluso que casi nadie se acuerde de Facundo Campazzo, un hecho que se veía casi imposible el pasado mes de junio. Pero para llegar a este punto, como desveló el jugador en un reportaje en Clubbers, nada ha sido sencillo en su vida. Su madre tenía solo 14 años cuando él nació y en realidad fue su abuela quien lo crió. Además, su padre ingresó en prisión siendo un niño y hasta el pasado verano no pudo volver a verlo porque aún sigue en la cárcel. Pero al margen de una infancia complicada por la situación familiar, con sus padres separados y viviendo en el domicilio de su abuela, el estadounidense tuvo que pasar muchas horas en el gimnasio cuando después de clasificarse para la final de institutos de su estado con Chipola Junior College -anotó 36 puntos en dos partidos consecutivos-, tenía que dar el salto a la universidad. El base que ahora tiene pasaporte con Senegal, selección que dirige el español Porfirio Fisac, pesaba solo 63 kilos, un físico demasiado enclenque para las exigencias de la NCAA. Por eso, ese verano previo a su desembarco en Wichita State, en Kansas, sus entrenadores le diseñaron un plan específico, con dos sesiones diarias en el gimnasio levantando pesas: «Me despetaba pronto, iba al gimnasio, comía y otra vez a hacer pesas. Al final gané 9 kilos y en mi primer partido en la NCAA pesaba 72», recuerda Hannah, quien en la actual campaña está repartiendo más asistencias que en toda su carrera (4,1 tanto en ACB como en Champions), además de promediar 12,8 y 12 puntos, respectivamente. El director de juego fue, además, el mejor jugador de la competición española en el mes de enero.

La fe en sí mismo es lo que ha llevado a Ovie Soko a espantar de su lado los fantasmas de la pasada campaña, en la que apenas se pudo mostrar en el UCAM Murcia por culpa de varias lesiones. Una de ellas le obligó a pasar por el quirófano, generando muchas dudas. No faltaron las voces que criticaron al club por renovar a un alero que había tenido tantos problemas. Pero el británico, un jugador que siempre ha vivido de su físico y que llegó incluso a vivir un momento de crisis de identidad, se encerró en el gimnasio del Palacio de los Deportes para volver a ser el jugador que dejó muy buen sabor en su etapa en el baloncesto griego. En el Aries Trikala, con el que tuvo la oportunidad de jugar en el OAKA Arena, donde el UCAM disputa este fin de semana la Champions League, promedió 16,5 puntos, 7,9 rebotes y 2,6 asistencias. Además, cuando el pasado verano llegó la lesión de Antelo, no tuvo más remedio que cambiar el chip de un día para otro para pasar a jugar de alero a ala pívot. Le costó bastante y su inicio de temporada, como el de Hannah, fue gris. Pero el pasado mes de noviembre algo cambió. Dejó atrás su timidez para convertirse en protagonista. Tras firmar su peor partido en la derrota ante el Obradoiro, dio un paso adelante. Anotó 20 puntos ante el Bilbao -robó 5 balones en ese partido- y 18 en el triunfo ante el Estudiantes. Mientras tanto, se convirtió en fundamental en la Champions, 'tapando' los grandes problemas que tenía entonces el equipo en el juego interior por la escasez de efecntivos, y en enero fue elegido mejor jugador de la jornada tras firmar ante el EWE Oldenburg en Murcia 27 puntos y 11 rebotes. Ahora Soko está nominado a ser mejor jugador de la temporada en la Champions y también en la ACB.