Al nuevo presidente del Real Murcia, el empresario Víctor Gálvez, le ha bastado con tirar de talonario y pagar dos nóminas de las que tiene pendientes la plantilla grana para ganarse el respaldo de un vestuario que también es muy consciente de que, por mucho que hayan cobrado una parte, la situación del club es tan inestable que la propiedad del mismo no puede ser acreditada por el nuevo rector y todo apunta a que tendrá que ser la Justicia la que finalmente diga quién es el dueño de la centenaria entidad.

Por un lado está Víctor Gálvez, quien envió a los medios el cheque de 300.000 euros que le abonó al expresidente Raúl Moro y la escritura ante notario por la que, según el empresario, pasaba a ser el máximo accionista del club, mientras que el mexicano Mauricio García De la Vega también ha podido demostrar que tiene en su poder un contrato privado, previo al acuerdo entre Moro y Gálvez, por el que el mexicano activó una cláusula del contrato mediante la cual pasaba a controlar el club, hasta el punto de que estuvo trabajando en Nueva Condomina todo el mes de enero hasta que el anterior consejo le prohibió la entrada al estadio tomándose la justicia por su cuenta.

Cuando García de la Vega abonó también una mensualidad a la plantilla y a los empleados, las voces que aplaudieron el gesto del norteamericano fueron bastante más débiles que el tono que han utilizado a lo largo de los últimos días algunos de los jugadores más importantes de la plantilla, quienes por voluntad propia o ajena han apoyado la llegada de Gálvez casi como el 'salvador' del club. El capitán, Armando Ortiz, y dos futbolistas de mucho calado entre la afición como el centrocampista David Sánchez y el portero Biel Ribas, han mostrado públicamente su agradecimiento por la llegada del grupo de Gálvez Brothers, aunque en este caso el guardameta balear ha sido el único que ha recordado en sala de prensa que el problema no se acaba pagando dos nóminas, ya que quedan otras acumuladas que el vestuario quiere tener en sus cuentas corrientes antes de los play off de ascenso.

Muchos aficionados entienden que los futbolistas vayan a apoyar a la persona que vaya cumpliendo con los contratos que firmaron el pasado verano, pero la situación se ha enrarecido un poco después de una junta de accionistas que además de ser impugnada, no arrojó ninguna luz sobre la propiedad del club y en la misma no se pudo demostrar que Víctor Gálvez es el nuevo dueño, por lo que las cuentas del pasado ejercicio siguen sin aprobarse hasta el punto de que el Registro Mercantil ha convocado una junta para el 19 de mayo.

El que también se ha posicionado ha sido José María Salmerón, un entrenador que dijo que le había prohibido tanto a De la Vega como el anterior dueño, Raúl Moro, que mantuvieran ningún contacto con los jugadores, pero que delante de los medios de comunicación se ha mostrado crítico y con el norteamericano y más benévolo con Gálvez, algo que no ha pasado desapercibido para un De la Vega que dijo textualmente en una tertulia televisiva sobre Salmerón que «es el mejor entrenador del Grupo IV, pero que debería hablar más de fútbol que de otras cuestiones», dejando en el aire una especie de advertencia o lo que haya interpretado el preparador almeriense sobre alguien que puede convertirse en su jefe.