Aunque el entrenador del Real Murcia, José María Salmerón, es de esos técnicos que, al igual que la mayoría de sus colegas, critica que los análisis y las crónicas deportivas vayan en función del resultado final, la realidad de ayer fue que la alegría más grande que se ha llevado el público de Nueva Condomina a cuatro jornadas para el final de la liga regular ha llegado después de un final de infarto ante el Extremadura en el que los granas tuvieron que arreglar en pocos minutos todo lo malo que habían hecho para verse con 0-2 en el marcador ante casi catorce mil espectadores. Y es que si hubiera que valorar el encuentro de ayer con Salmerón convertido a periodista, su teoría se cae por su propio peso, ya que si su equipo se quedó con los valiosos tres puntos fue solo y exclusivamente porque en dos minutos le dio la vuelta al marcador, ya que en el cómputo global hasta el técnico almeriense sabe que estuvieron contra las cuerdas.

El propio Salmerón lleva repitiendo desde su llegada que todo el vestuario trabajaba para tratar de regalarle una «victoria cómoda» al público de Nueva Condomina. La de ayer no fue cómoda, ni mucho menos, pero el subidón de ver cómo en dos minutos ganas un partido que tenías perdido provocó en la grada una explosión de mucho mayor alcance que la victoria de hace una semana contra el Cartagena, ya que tras superar al Extremadura con dos goles de Chrisantus en el tiempo de descuento se puede decir que se ha multiplicado la ilusión de unos seguidores que, viéndose ya prácticamente con el billete para el play off asegurado, ahora pueden permitirse el lujo de soñar con terminar la fase regular como primeros de grupo. La puesta en escena ayer del Real Murcia no fue ni mucho menos la mejor, pero el sabor tan agradable de firmar una victoria de la manera en la que se consiguió ayer hace que algunas debilidades que han surgido en el equipo se queden un poco en un segundo plano. Pero vamos, que de no ser por los goles en el descuento que para Salmerón no deben ser claves a la hora de analizar un partido, su equipo ayer se habría quedado fuera de la carrera por lo más alto de la clasificación en el Grupo IV.

De hecho, el nivel de la emoción alcanzó un volumen tan elevado que hasta tres personas tuvieron que ser atendidas en las inmediaciones del estadio por una ansiedad mezclada con emoción que obligó a algunos a ser revisados por los médicos para quedar todo en un par de sustos. Antes del descuento, el equipo había sido silbado con el 0-2 en el marcador y el público se marchaba del campo a diez minutos del final, por lo que igual Salmerón cambia de opinión y termina entendiendo que los goles, le guste más o menos al almeriense, son los que te llevan a la gloria o al infierno en este deporte.