Mauricio García de la Vega se presentó en sociedad el 8 de enero. Fue su primera rueda de prensa como gestor del Real Murcia. También la última, al ser expulsado del club por Deseado Flores y Miguel Martínez. La situación del mexicano ha dado un vuelco, tanto que no puede ni pisar Nueva Condomina, pero su intención sigue siendo la misma: liderar al club grana en una nueva etapa. Comenzar un ciclo en el que, como dijo en enero, la institución deje de ser sinónimo de deuda. «No he venido a perder millones de euros ni a tirar mi dinero». Esa frase ya tan lejana, después de lo sucedido en las últimas semanas en la entidad, fue la que encabezó todas las informaciones, la elegida en sus titulares por todos los medios, la que más dudas despertó entre el murcianismo.

¿Cómo se puede gestionar un club endeudado hasta la médula sin poner dinero? Nadie tiene la respuesta, aunque De la Vega insistió en que tenía ideas, en que iba a desarrollar un plan, «un modelo de gestión a largo plazo para dar viabilidad al Real Murcia». «Queremos que sea un club estable», decía, para dejar claro que el objetivo era «dotar a la entidad de los mecanismos para generar ingresos». Escuchándolo de la boca del de Guadalajara parecía sencillo, reflexionando unos minutos y recordando la herencia de su antecesor, Raúl Moro, parecía imposible. Solo había que ver los resultados de la gestión del extremeño, que apareció como el salvador y que se vio obligado a adelantar su marcha para no ser el sepulturero de una institución centenaria. Eso sí, su huida no ha hecho desaparecer los casi dos millones de euros que ha generado en un solo año.

'Ingresos'. Esa es la palabra que más se ha escuchado en las oficinas del club en los últimos años, y esa es la palabra que ha encabezado cada una de las reuniones llevadas a cabo por De la Vega desde su llegada, cada uno de sus movimientos, cada uno de sus pensamientos... Y junto a esa palabra clave ha estado presente desde un primer momento el estadio Nueva Condomina.

Aunque han sido muchos los que han estudiado la posibilidad de sacar rentabilidad a un estadio con mil y un espacios vacíos, con cientos de posibilidades, nadie hasta ahora había logrado ingresar un euro. Todo lo contrario, desde su inauguración, el recinto, que debería ser el mayor orgullo del club, se ha convertido en una losa pesada por los enormes gastos que genera.

Rechazando los precedentes poco halagüeños, García de la Vega lleva tres meses aprendiéndose de memoria los planos de un estadio que no tiene fin. Y para cada rincón vacío, para cada espacio libre, hay un plan. ¿Por qué, aprovechando el clima de la Región, no convertirlo en un campo ecológica con la instalación de paneles solares en la cubierta?, pensó el mexicano, y para ello ya ha iniciado los contactos. ¿Por qué no acoger conciertos? Y para ello firmó un acuerdo que este verano dejará los primeros euros en las arcas del club. Pero hay mucho más en sus bocetos. Un gimnasio, restaurantes y, lo más importante, la puesta en marcha de un outlet que se ubicaría en los bajos de la instalación, ese espacio que siempre fue visto como una fuente de oro, pero que nadie ha sabido o no ha podido explotar.

Son planes, proyectos, ideas, utopías... que ya están en la mesa de las autoridades y para los que ya se han dado pequeños pasos, aunque, dada la enormidad del proyecto, insignificantes pasos. Pero parafraseando a Neil Armstrong, un pequeño paso para el hombre, podría convertirse un gran paso para el Real Murcia».