Vivir en primavera en Murcia es una gozada. No hay mejor estación del año. No hace frío ni excesivo calor. Los pesados chaquetones dejan paso a las finas chaquetas e incluso las mangas de camisa. Y llegan las fiestas, el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina. Todo el año debería ser primavera para saborear diariamente el aroma de esta semana. Por desgracia, no es así. Para el UCAM Murcia, de hecho, la temporada está siendo de frío invierno. Apenas sonríe. Se puso el abrigo allá por el mes de agosto, cuando los rayos de sol penetraban como lanzas en la piel, y no ha logrado despojarse de él salvo en contadas ocasiones. De hecho, ha tenido que cambiar hasta en cuatro ocasiones de entrenador. Lluis Planagumá, José Miguel Campos, Luis Casas... Y ahora Pedro Munitis. En el estreno del cántabro, el UCAM vio la luz durante varias fases del partido, se puso el traje de huertano y salió a la calle para festejar que un nuevo tiempo ha llegado. Pero acto seguido, los universitarios volvieron a retroceder, a dar pasos atrás de forma preocupante, quitándose el zaragüel y colocándose de nuevo el gorro para protegerse del intenso frío que le generó el Melilla (1-1).

De entrada, el nuevo técnico proponía un dibujo diferente, con tres centrales -Dani Pérez, Fran Pérez y Vivi, un centrocampista reconvertido en defensa-, dando más libertad a sus dos laterales -Góngora por la izquierda y Kitoko por la derecha- para incorporarse al ataque. En el centro optó con el dúo Cristian Bustos-Urko Arroyo, mientras que en las bandas situó a Julen Colinas y Marc Fernández. En ataque dejó arriba, en solitario, a veces demasiado, a Manu Onwu. El UCAM propuso y dispuso, pero el primer toque de atención lo dio el Melilla, agazapado atrás, esperando que aparecieran los errores en un rival inseguro, temeroso en La Condomina, donde ha sufrido una sangría. Fran Pérez, a los 17 minutos de juego, justo después de ver la tarjeta amarilla, tuvo que realizar una gran estirada para evitar que Yacine, que se plantó solo tras encontrarse con un balón inesperado, fusilara a Javi Jiménez.

En cualquier caso, los locales tenían controlado el ritmo del choque y encontraron la primavera en el minuto 19. Urko Arroyo sirvió a Marc Fernández, quien filtró un pase entre líneas, para que el catalán llegara hasta la línea de fondo, centrara hacia atrás y Onwu tocara el balón con la cabeza para que Julen Colinas metiera el pie izquierdo para enviarlo lejos del alcance de Dani Barrio. El 0-1 propulsó al UCAM, que se creció y se lo creyó. Se despojó del abrigo y se dijo a sí mismo 'a por todas', aunque a veces le traicionara el subconsciente y tendiera a encerrarse atRás. Fue otra vez el futbolista de San Sebastiánel protagonista (min. 24), pero su disparo sí que se encontró en esta ocasión con Dani Barrio, quien acertó a desviar la trayectoria del balón.

La situación estaba bajo control. El juego invitaba al optimismo. El trío de centrales se había asentado, con Vivi sacando el balón desde atrás, empujando hacia su área al Melilla, que solo encontraba un respiro a través de jugadas de estrategia, como en la falta que botó Zelu (min. 24) que encontró la cabeza de Yacine, pero en ese remate ni tuvo que intervenir Javi Jiménez. Pero el dominio local no se tradujo en ocasiones de gol, entrando el choque antes del descanso en una fase sin chispa, de letargo.

El UCAM, que también ha incorporado a su equipo técnico esta semana a un psicólogo deportivo que ha llegado de la mano de Munitis, tendrá analizar durante la semana qué paso para que después de firmar un esperanzador inicio de la segunda parte, el triunfo se le escapara. En varias ocasiones pudo dejar sentenciado el choque en el primer cuarto de hora tras el paso por los vestuarios. Marc Fernández y Manu Onwu sacaron los cuchillos. La zaga melillense no sabía qué hacer para frenar el huracán. El delantero tuvo hasta en dos ocasiones el gol en sus botas. Primero, en una llegada hasta la línea de fondo de Kitoko, pero su remate lo rechazó un defensa; y después, tras una galopada de Urko Arroyo, que le sirvió el balón, pero la mano de Dani Barrio apareció de la nada. Después, en el 53, Marc Fernández, tras un saque de banda, se encontró la pelota en el centro del área, pero su disparo volvió a encontrar al meta visitante. Y justo cuando más cerca parecía estar la sentencia, llegó el error de Javi Jiménez cuando salió de su área para intentar despejar una falta lateral botada por el Melilla. Yacine, delantero espigado, logró desviar el esférico por encima del guardameta de Logroño.

Los locales se fueron entonces del partido. Munitis trató de reactivar a los suyos con los cambios, pero ni Isi Ros ni Gerard Oliva fueron capaces de proponer algo diferente sobre el césped. El Melilla le robó sus virtudes al UCAM e incluso se pudo llevar los tres puntos en una acción de Nacho Aznar, que rompió la línea del fuera de juego y se plantó delante de Javi Jiménez, quien esta vez sí que estuvo acertado. Pero acto seguido, otro aguijonazo, un nuevo remate de cabeza de Yacine, se marchó alto por muy poco. Solo una jugaba a balón parado podía cambiar el guión del choque, pero Góngora se topó de nuevo en su disparo duro, a la derecha, con un insipirado Dani Barrio, quien devolvió al invierno a un UCAM para el que no haber primavera este curso.