El UCAM CB Murcia ha despertado la ilusión característica de la niñez en su mejor momento como adulto. El club murciano, a sus 33 años de vida, se encuentra inmerso por conseguir un billete para la Final Four de la Champions League, por el que luchará a partir de la próxima semana en la eliminatoria ante el Pinar Karsiyaka turco, y también buscará en el tramo final del curso su segunda participación en un play off por el título de la Liga ACB. Sin embargo, eso no sería posible sin el cambio de mentalidad que se ha producido en los últimos años.

No hace mucho tiempo, los fieles aficionados que se daban cita en el Palacio se acostumbraron a que su equipo viviera a caballo entre la máxima competición y la LEB Oro. Conseguir la permanencia en la ACB, en ocasiones, se convirtió en el mejor título posible para cerrar una temporada y la plantilla que dirige Ibon Navarro, entrenador del UCAM, puede conseguir mañana algo que hace poco era un exquisito botín. Si el conjunto universitario vence al Gipuzkoa Basket en el Palacio, a las 19.00 horas, sellaría virtualmente su permanencia en la Liga Endesa a falta de diez jornadas para el final. Pero, además, se aseguraría su octava campaña consecutiva en la ACB, que se cumpliría en la temporada 18-19. Un registro insólito en la historia del club, puesto que hasta ahora tan solo había logrado enlazar en dos ocasiones los siete años seguidos en la máxima competición.

Con el inicio de los noventa el equipo murciano dio el salto a la ACB y a pesar de pasar algún que otro apuro logró mantenerse entre los mejores clubes del panorama nacional. No obstante, en su tercera temporada junto a los grandes, la correspondiente a la 92-93, sufrió un descenso que finalmente no se produjo al salvar la categoría en los despachos. Descenso que tres campañas después sí que llegaría al concluir el curso en decimoséptima posición. A partir de ahí, al conjunto murciano le costó pillarle de nuevo el pulso a una liga cada vez más competitiva y fue cuando llegaron los descensos en la 98-99 y en la 03-04. Con su nueva vuelta a la ACB, con Polaris World como patrocinador y con uno de sus mayores prespuestos, encadenó cuatro años seguidos entre los grandes obteniendo la duodécima plaza como su mejor registro antes de volver a descender en la 09-10.

Con el regreso en la 11-12, el club comenzó a alcazar su madurez impulsado por la salvación en la última jornada ante el Estudiantes y, desde entonces, coincidiendo con la entrada de la UCAM como propietaria, decidió romper con todos los límites hasta que los tres últimos años ha peleado cuerpo a cuerpo con los grandes de Europa.