Hasta que no salen los primeros rayos de sol, es muy difícil valorar los verdaderos daños producidos por una tormenta. Aunque el Real Murcia se ha acostumbrado desde el inicio de la temporada a saltar casi siempre al terreno de juego con una borrasca o varios nubarrones sobre su cabeza. Unas veces ha sacado el paraguas a tiempo para llegar a casa antes de que se mojasen sus calcetines y, otras, en cambio acabó tan empapado que el catarro se alargó más de lo esperado. Ayer, en un partido marcado por el agua ante el filial del Granada, fueron dos centrales quienes encontraron refugio para que el conjunto grana afronte las ocho finales primaverales que restan en las mejores condiciones posibles de cara a obtener una plaza en el play off de ascenso a Segunda División (1-2).

El Murcia durmió anoche como tercer clasificado, a cuatro puntos del Marbella y el Cartagena y a la espera de lo que haga el Extremadura ante el Jumilla, y lo hizo tras el chute de adrenalina que le inyectó la 'chilena' de Molo en el último suspiro de un partido que volvió a ser soporífero y en el que al equipo de José María Salmerón, entrenador grana, no le importaba dar pasos atrás, porque el problema es que no andaba hacia adelante. Tan solo los chispazos de Jordan Domínguez, novedad en el once del técnico almeriense, y algún que otro remate desviado fueron los únicos aspectos positivos que sacó la parcela ofensiva del Murcia en Granada.

Porque el resto corrió a cuenta de dos centrales que, además de intentar controlar al trío formado por Grande, Pablo González y Juancho, pusieron la pegada y el olfato de gol en el área del filial andaluz. Al equipo grana no le importó dejar el balón en los pies de su rival y atacar a ráfagas. Y eso provocó durante varias fases del partido que aparecieran las dudas de encuentros pasados. Sin embargo, los de Salmerón sacaron su aguijón hasta en dos ocasiones cuando más amenazados se sentían, primero fue David Mateos al ejecutar un lanzamiento escorado en el vértice del área rival con un magistral golpeo con el empeine interior que hizo que el balón bajase a toda velocidad en el segundo palo, al que el guardameta Aarón le pilló mal colocado. Y en la segunda ocasión fue en otro ejercicio de fe como ya ocurriera en el choque ante el UCAM en La Condomina con un remate acrobático de Molo en el área pequeña cuando todo el mundo se empezaba a conformar con el empate.

El Murcia arrancó el duelo atenazado, confiado en que le tocaría aguantar un temporal si ni siquiera abrir la ventana o consultar el estado del tiempo. No le importó que el Granada B se creciera con el paso de los minutos y tanto Armando como Juanma se vieron obligados a tener que cerrar más huecos en el centro del campo de los esperados en un principio. Los extremos Pablo González, con una internada por la banda derecha que no encontró rematador en el segundo palo, y Juancho, con un disparo lejano en el minuto 12, hicieron que el filial del Granada, sin hacer grandes cosas, diera mayor sensación de peligro que los jugadores del bando murciano.

Chrisantus no encontró su hueco en todo el partido y en los primeros compases cayó hasta en dos ocasiones en fuera de juego cuando el Murcia intentaba apagar el primer fuego dando unos pasos hacia arriba y tan solo la electricidad de Jordan Domínguez bajo la lluvia permitió a los granas tomar algo de aire con un lanzamiento de Santi Jara que detuvo sin problemas el portero de la cantera nazarí. A la media hora de juego el local Isi vio la amarilla tras propinar un codazo a un rival y el Murcia amenazó la porteríadel Granada B con un cabezazo de Chrisantus que se marchó alto a la media hora. Pero ya está. Ese fue todo el bagaje ofensivo del Murcia durante cuarenta y cinco minutos donde el terreno de juego pantanoso y encharcado también le echó una mano para frenar alguna jugada de su rival.

La amarilla de David Sánchez en el primer tiempo comenzó a condicionar la fortaleza en la medular murcianista. El Granada B arrancó el segundo tiempo como comenzó el anterior y el Murcia apenas podía respirar con algún pelotazo que no lograban bajar sus jugadores más adelantados. Chrisantus no logró terminar una contra y Juanma despejó otra acción de peligro que ya amenazaba la portería de Biel Ribas. Fue entonces cuando Jordan Domínguez volvió a salir disparado para que sus compañeros consiguieran recuperar energías y en su internada sacó una falta escorada que permitía al Murcia amenazar al marco de Aarón.

David Mateos agarró el balón decidido. Santi Jara tenía la posibilidad de colgar un balón envenenado al corazón del área para que rematase algún delantero, pero el central madrileño ya había diseñado el gol en su cabeza. Ese que se le escapó en Mérida en otra acción a balón parado que se estrelló en el palo y que ayer salió a la perfección. Dio tres pasos hacia atrás y, al más puro estilo de Cristiano Ronaldo, por cierto, con con el compartió vestuario en la primera temporada del portugués en el Madrid, o Didier Drogba, golpeó el balón con el empeine interior para sorprender a un Aarón que no esperaba ese disparo.

Con el 1-0, Salmerón no quiso tomar riesgos y retiró del terreno de juego a sus dos hombres con cartulina amarilla -David Sánchez y Jordan- para que entrasen Molo y Pedro Martín. Sin embargo, tuvo que agotar el tercer cambio antes de tiempo después de que Mateos, minutos después de marcar, se marchara al banquillo por alguna molestia muscular y Pallardó ocupó su lugar.

No entró con buen pie Molo, quien no logró controlar un cabezazo de Santi Jara hacia atrás y se anticipó Juancho para plantarse ante Biel Ribas y colocar de nuevo el empate en el minuto 68 (1-1). Ambos equipos tuvieron dos avisos en las áreas antes de llegar al minuto noventa, pero fue el Murcia el que contó con la última posesión en otra falta escorada. En esta ocasión los granas colgaron el balón y el rechace lo cazó Molo con un remate acrobático para enmendar su error anterior y desatar la locura entre los 500 aficionados murcianistas que se desplazaron hasta Granada para presenciar el partido (1-2).